La Jr
La Jr nos hablan de 17 animales
Después de 13 años y 6 discos juntos, los miembros de La Jr siguen encontrando motivos para reunirse y componer nuevas canciones. Hablamos con Rafael Martínez del Pozo (voz y guitarra) de estas motivaciones, las que les han llevado a componer 17 animales: “como siempre, hacer canciones juntos y, por una inercia que no sé cómo explicar, hacer música que no hayamos hecho todavía. Además hemos adquirido la confianza suficiente como para no limitarnos al formato canción. Siempre prestamos atención a lo que ocurre cuando tocamos juntos”.
El proceso creativo tiene como base la improvisación en un 100% “aunque eso es lo de menos. Todavía no tenemos claro si queremos improvisar como método de composición o como fin en si mismo”. Concretamente para la grabación de este disco, se encerraron diez días en casa “por la mañana grabando y por la tarde escuchando, seleccionando y separando lo interesante de lo que sobra, siempre decidiendo más por sensación que por razonamiento argumentado”. Más tarde, junto con Arregui y Laura, se añadieron saxofones y voces “en las que también participamos nosotros”. “Por simplificar, comenzamos improvisando, pero entre seleccionar fragmentos grabados y añadir algún que otro overdub, hay también bastante composición”.
Y de aquí sale este disco compuesto de 17 canciones, los 17 animales: “porque las vemos como 17 cosas musicales que no son canciones pero que tienen algún tipo de vida”. Un disco con el que pretenden “superar la estrechez indie” y que requiere de predisposición por parte del oyente, mente abierta y varias escuchas. “Cualquier disco necesita varias escuchas y predisposición. Si no, como oyente, te estas auto-tomando el pelo. Yo al menos le puedo poner la misma concentración a la escucha de “La Macarena” de los Del Río que a un disco de Derek Bailey. Creo que la intensidad de escucha tiene que ver más con el oyente que con lo que se escucha”.
“Según mi amiga Sandra Schuck, este disco es reggae depresivo. Yo lo definiría mejor como el disco de 3 tipos a la búsqueda de algo que ni si quiera ellos mismos saben lo que es, pero creen que al menos vale la pena intentarlo y además se divierten con ello. Y que lo publican porque creen que le puede resultar interesante a otras personas. Estilísticamente lo veo, más o menos, como punk rock sin manierismos de punk rock”. Lo que está claro es que se trata de un personalísimo trabajo que se aleja de la mayoría de las corrientes que azotan la música indie nacional y que, lejos de estar directamente influido por otros sonidos o bandas, tal como el mismo Rafael nos comenta “a la hora de tocar y componer, a mi me influye más mi estado biológico: si he dormido bien, si he comido bien … y otras cosas privadas. Y supongo que a Frank y a Borja les influye también esto cuando tocamos juntos más que ninguna otra cosa”.
Pero aún así, no estaría de más saber qué pasa por los oídos de Rafael últimamente: “Pues estos días estoy con Townes Van Zandt, Samara Lubelsky, Moondog o Manou Fofana y su “Ko-te-ban”. También estoy escuchando el What are they doing in heaven today de Washington Phillips, el 1931 de Skip James o el Unfairgroundv de Kevin Ayers. En cuanto a bandas de aquí, el EP de Montañas o las demos de David Loss y Kiev cuando nieva (en ambos casos trabaja como productor). Si me preguntaras otro día, me pillarías con otras cosas”.
Un disco y una banda muy respetadas pero poco conocidas dentro del panorama patrio. “Nosotros, como mucha gente que hace cosas en la música, hacemos lo que hacemos porque tenemos que hacerlo. Nuestra pretensión es ser sinceros con lo que hacemos y estamos encantados con que llegue a otras personas. Publicamos discos porque pensamos que pueden ser interesantes para más gente que nosotros mismos. Y pensamos además que pueden vender. Nos gustaría que le pudieran llegar a mucha mas gente, pero los medios en España van a rebufo de lo que es aceptado internacionalmente como grupo o disco importante alternativo. Afortunadamente, en los últimos tiempos, tanto aquí como fuera hay maneras de difundir la música que son independientes a la presencia que se tenga en determinados medios”.
Afortunadamente para nosotros, Rafael, Francisco y Frank ofrecen (¡otra vez!) una encantadora propuesta, más propia del postmodernismo que del indie, con intrincados quiebros y piruetas. Y se arriesgan con sonidos a los que, una vez que se despoja de prejuicios a nuestros oídos, se acaba irremediablemente enganchando.