La playlist veraniega de Charlie Mysterio
Carlos Prida se esconde bajo el heterónimo artístico de Charlie Mysterio. Charlie es un dandi, un tipo elegante y culto, de los pocos que pululan por los márgenes de la música española y que siempre juega al despiste. Su banda, Los Caramelos, ha editado maravIllosos discos de pop aliado con la temporalidad, donde se citan referencias a Los Brincos, Franco Battiato, Mishima (el cineasta), The Go- Betweens, Stiv Bators, Los Bichos…
Una voz única. Un tipo muy amable que a petición de Mukikalia nos propone pasar el mejor verano posible con una excelente selección de canciones que viene acompañado con un impagable texto introductorio. Deléitense.
Summer Sun & Rain (Vol 1)
Si he de fijarme en un disco del verano, siempre escojo el glorioso recopilatorio estival de mi primo Fulgencio Pimentel que nos regaló hace ya unos cuantos Julios. Todavía me sigue sorprendiendo aquel memorable tracklist certero y evocador, rico en joyas vinílicas y canciones tan agradables como nada reivindicadas. Una delicatessen de trastienda propia de Fulgencio que es, junto a Don Sicalìptico, uno de los mejores compiladores que tenemos bajo el sol ibérico.
En honor a Fulgencio empiezo la lista con el crooner rubio de voz y vida crespuscular por excelencia, el prolífico y culto Rod McKuen. Amigo personal y adaptador al inglés del titán Jacques Brel, entre otras muchas proezas. “I´ll catch the sun” pertenece a un oscuro soundtrack del 69. Posee un aire muy parecido a “Moonriver”: melancolía lánguida y relajada para corazones rotos. Con arreglos orquestales de Arthur “Goldfinger” Greenslade.
Aretha continúa imbatible en la mañana soleada del verano, con uno de sus singles que, aunque celebrado, nunca se incluyó en LP: “One step ahead” (1965). Luz tamizada para otra composición cargada de saudade. Su voz es seda pura, también desgarrada a mitad de tema pero siempre contenida, cool, perfecta. En este medio tiempo ya percibimos a una Amy Winehouse décadas después, única sucesora al trono absoluto del soul.
Otro ritmo suave para la mañana, que se despereza con la brisa fresca marina de la bossanova. En esta ocasión cantada por un italiano de fraseo perfecto, swing y dominio insólito del género. Tony Renis en el 63 publica este irresistible “Perché, perché”. Su voz grave pero dulce, recuerda más a Caetano que a João.
Continuamos viajando al sur de la mano de un maestro en el arte de observar y preservar pequeños trozos de vida para siempre en forma de canción. Un artesano sensible como fue el malogrado y nunca suficientemente ponderado Nino Ferrer. En el 74 Nino graba una maravilla pop titulada “South” junto a Micky Finn y Radiah Frye. La canción y el LP (de impagable cover) que la contiene son demasiado hermosos para ser ciertos… y la delicadeza de su melancolía continúa abrumándonos.
La mañana se convierte en bolero cargado de nostalgia de la mano del maestro neoyorquino de sangre puertorriqueña Eddie Palmieri. Su “orquesta perfecta” adapta a congas y viento la eterna canción de Luiz Bonfá (que sonó en la gran pantalla descubriendo Brasil al Planeta Tierra, y a partir de entonces añadió un suave balanceo a su rotación) . Palmieri grabó en 1965 la mejor versión que conozco de “Manha de Carnaval”, con permiso de Bambino.
Suena como un bolero en los primeros compases, pero pronto el ritmo de una caja marca la síncopa inconfundible de la bossanova en la siguiente canción. Mi rockero ibérico favorito, Bruno Lomas, canta “Nuestro momento» y resulta imposible no prestarle atención. Pertenece a la banda sonora de “Chico Chica Boom” (1969), película que protagonizó junto a Claudia Gravy. Y por momentos Bruno cantando nos recuerda a Peret o a El Pescaílla, pues en los buenos tiempos Emilio Baldoví era capaz de tod, y más.
Nos alimentamos de luz, alucinados, con el gran Chico Buarque, que -como siempre en plena forma- editó en el orwelliano 1984 esta magnética e irresistible “Brejo da Cruz», de tintes realistas y crudos, a pesar de su ritmo alegre y contagioso.
Otro maestro de la radiografía social a través de las más hermosas canciones.
Saltamos al presente, concretamente a la escena holandesa de soul/r&B. Giovanca es un descubrimiento reciente que le debo al gran Alex Subinas. Fina estilista del soul afincada en Amsterdam, “Pure Bliss” (2008) es todo lo que su título indica: sonrisa relajada y natural de groove irresistible, y arreglos exóticos, tan sofisticada y pegadiza que me trajo a la mente a un grupo que me encantaba en los años 80, Swing Out Sister.
Que el ritmo y la alegría no decaigan porque llega el bueno de Alex. Tan sólo el celestial príncipe de Memphis -auténtica jukebox humana- podía repescar de modo tan magistral en pleno 1985 una joya del catálogo Stax (compuesta por Isaac Hayes) como es “B-A-B-Y”, que popularizó en su día Carla Thomas.
Como sol tras lluvia veraniega es la refrescante “Buy me for the rain”, el primer corte que abre el oxigenante debut de la Nitty Gritty Dirt Band (1967). Armonías y guitarras al más puro estilo Costa Oeste, a la altura de burritos voladores y demás novios del rodeo.
Y de la dorada Nitty a otros campeones de la segunda –y siempre divina- fila. Los legendarios NRBQ en palabras de Álvaro Tarik, “hacen fácil lo difícil” en su prodigiosa “Magnet” (1972), sonando más Steely Dan que los propios Becker/Fagen, que por aquel año justo debutaban.
A continuación pasamos a primera división con uno de los más grandes, el siempre impredecible y errático Harry Nilsson, cantante favorito de Lennon. Rescatamos su irresistible “Me and my arrow” (1970), con ecos de Brian Wilson. Otro maestro en el arte de hacer sencillo lo complejo.
Seguimos placenteramente en el compilado veraniego haciendo justicia a otros grandes olvidados: Blue Ash y su milagro de guitar-pop instantáneo que es “She´s so nice” (1974) con guiños a Harrison, los primeros Big Star, y poseyendo ese pulso único de Lennon/Macca. Resulta sencillo imaginar al sagaz Stiv Bators uniéndose años después a semejante festín powerpopero, con el beneplácito de S.Greg Shaw.
Los mejores discípulos de las cuatro anteriores maravillas son, sin ninguna duda, los californianos Beachwood Sparks. Dentro de su obra magna, “Tarnished Gold” (2012) escojo esta ranchera cósmica que suena a escena final de western metafísico; como un film inédito de Sam Peckinpah con soundtrack del divino Clarence White. Así es “No queremos oro”. Tal vez no lo busquen o lo prefieran deslustrado, pero el tema (y el disco) es oro puro.
Un bajo saltarín con un toque de fuzz introduce a un grupo que suena engrasado y preciso como la mismísima Wrecking Crew…. Se trata del célebre Trini Lopez en 1969 bajo la dirección de Tommy Boyce & Bobby Hart y su insólita versión bailable de “Don´t let the sun catch you crying”, clásica balada merseybeat de Gerry and The Peacemakers. Extremely cool.
Tanto como el elegante funk de nuestro siguiente invitado, recién llegado de las Antípodas via London, el muy prometedor Joel Sarakula. “Understanding” es mi favorita dentro de su flamante disco “Love Club” (2018). Atención a este showman en vivo, discípulo de Todd Rundgren y Boz Scaggs, que dará mucho que hablar.
La tarde llega y la puesta de sol se acerca. Es el momento ideal para degustar un cocktail helado, y rescatar a los siempre sofisticados y únicos Japan, ya en su recta final. De las escasas versiones que llegaron a grabar en su ascendente trayectoria, destaca esta increíble revisión nuevaolera del clásico de Smokey Robinson & The Miracles, “I second that emotion” (1980) . En versión maxisingle, como debe ser.
Las sombras se avecinan con un tema mítico que suena de nuevo a western crepuscular. Fue el gran éxito del folksinger irlandés David McWilliams” en 1967: la innovadora y serpenteante “The days of Pearly Spencer” con prodigiosos arreglos orquestales de Mike Leander, otro de sus trabajos inolvidables entre “As tears goes by” para Marianne Faithfull y “She´s leaving home” de los Fab Four. Unos arreglos que por cierto anuncian al Gainsbourg de “Bonnie and Clyde”…
Pero volvamos a la celestial Marianne porque es nuestra próxima invitada, tras una temporada en el infierno. Del glorioso comeback que supuso “Broken English” (1979) suena ya en las primeras luces de la noche el corte “Guilt”. Atmosférico, callejero, drónico y genial.
Vuelve Chilton para hacernos flotar totalmente con su “The EMI Song (Smile for me)”. En pleno 1969 Alex inventa el pop cósmico y suena más a Air que el celebrado safari lunar del dúo francés casi tres décadas después. Y las estrellas se encienden en la noche más larga del año.
Retornamos a la bossanova y al clásico por antonomasia , también favorito Chiltoniano. Nos referimos naturalmente a la eterna “The Girl from Ipanema” esta vez en la suave e infantil voz de Chris Montez (1966); con una deliciosa y envolvente producción de Herb Alpert para su sello A&M y Bruce Botnick como ingeniero de grabación, futuro responsable del sonido Doors.
Despide nuestra compilación una preciosa canción infantil que también hacía Tony Renis -volviendo al inicio de la playlist- por los celestiales Quartetto Cetra, grupo vocal italiano muy popular en los años 40 y 50. Su “Lettera a Pinocchio” (1960) que un año antes había popularizado Johnny Dorelli nos desea una feliz noche de verano.
Charlie Mysterio, San Juan, 2018
Qué maravillosa selección. Tiene clase este señor