Le Tigre – Apolo (Barcelona)
Pasan pocos minutos de las 20:30 cuando se abren las puertas de la Sala Apolo y el local poco a poco empieza a llenarse. Las chicas de Sibyl Vane se pasean por la zona de merchandising, saludando a los conocidos que han ido a verlas, e intentando calmar con una cerveza los nervios de antes del concierto.
Es un buen momento para echar una ojeada al público más temprano. ¿Quién ha dicho que Le Tigre es un grupo sólo para chicas? La afluencia por igual de chicos y de chicas parece desmentirlo. Entre los asistentes se ve mucha chapita y mucho moderneo, como suele ocurrir en este tipo de conciertos.
Las que no tardan en hacer aparición son un numeroso grupo de lesbianas, fácilmente identificables por su aspecto más bien masculino y sus saludos a base de piquitos. Esas sí son las fans más incondicionales de Le Tigre, las que luego abarrotarán las primeras filas. Gracias al activismo homosexual de JD Samson (quien pese al bigote, recordemos, es una chica), Le Tigre se han convertido en referente de la lucha por la libertad de identidad sexual. Para que después digan que Kylie Minogue o Gwen Stefani son iconos gay…
Con esto que pasadas las 21:00 aparecen Luciana, Padi y Rocío en el escenario del Apolo. Las barcelonesas Sibyl Vane se enfrentan al concierto más importante de su aún corta carrera. El hecho de jugar en casa y de contar con la complicidad de parte del público favorece la buena respuesta de una sala aún medio llena. Van desgranando temas de su disco de debut Mermelada de tomate, como “Arde puente”, “Agua en los bolsillos” o “Yo disparo tú”.
Como reconoce la propia Padi se las ve nerviosas y se equivocan en alguna nota, pero es que no cada día se telonea a Le Tigre. Presentan también algunos temas nuevos que grabarán en breve y formarán parte de un single, con buenos resultados. El clímax de la actuación tiene lugar, una vez más, con su potente “Invisible sin desaparecer del todo”, se guardan para el final “Iba a decirte” y cierran con la divertida “Hongos”. Dan las gracias, se despiden y reciben un caluroso aplauso. Han convencido.
Durante el descanso de rigor, el Apolo empieza a llenarse mientras las roadies lo disponen todo para la actuación de Le Tigre. Parece ser que para el trío neoyorquino la simplicidad es la norma, pues sobre el escenario se ve poco más que tres micrófonos, un sampler, una guitarra eléctrica y un megáfono. Sin olvidarnos del proyector de vídeo, pieza importante de su directo.
Con diez minutos de retraso, se apagan las luces y aparecen en escena Le Tigre, con sus modelitos a juego. Kathleen y Johanna lucen un vestido blanco asimétrico, mientras que JD ha optado por una especie de pijama. Abren fuego con “On The Verge”, mientras en la pantalla trasera se proyectan imágenes relacionadas con el ideario del grupo.
En directo, Le Tigre evidencian que son un grupo totalmente democrático, ya que las tres chicas se van turnando los instrumentos y la voz principal, sin ningún afán de protagonismo. La reivindicativa “FYR” supone el primer punto álgido de la noche, durante la cual se muestra en pantalla la letra a modo de karaoke. El grupo basa su repertorio en el reciente This Island, van cayendo “Punker Plus”, “After Dark”, “This Island”, y el público se divierte con sus irónicas coreografías y las muecas de Kathleen Hanna.
JD Samson toma la palabra para proclamar la libertad sexual en “Viz”, y recuperan también su himno “Keep On Living”. Durante los compases finales de “Sixteen” el grupo abandona la sala, y con el escenario vacío el público asiste perplejo al pase del videoclip de “New Kicks”, basado en la manifestación de Nueva York contra la guerra de Irak. ¿Qué es eso, una especie de playback? La polémica está servida.
El caso es que las tres chicas vuelven al escenario tras haberse cambiado el modelito, y lo hacen para atacar la rabiosa “Seconds”, dedicada a George Bush con todo el “cariño” del mundo. No se olvidan de clásicos como “Hot Topic”, de su primer disco, y prueban suerte con la infantiloide “Nanny Nanny Boo Boo”, igualmente bien recibida. Cierran con su último hit “TKO”, durante el cual una espontánea de las primeras filas sube al escenario en topless varias veces, protagonizando la anécdota de la jornada.
El trío se marcha nuevamente, pero está claro que el público quiere más. Le falta algo. Tras los gritos, los silbidos, las pataletas contra el parquet y una espera que se hace eterna, Le Tigre reaparecen a escena para tocar, cómo no, su tema estrella “Deceptacon”. Y aquí sí que se desata la locura y se forma un brutal pogo en las primeras filas, una marea humana de la que no se salva nadie, y durante la cual la espontánea reaparece y se tira al público. Una descarga de adrenalina que supone, ahora sí, el fin del concierto.
Se encienden las luces, todo son caras sonrientes, y el público se resiste a abandonar la sala. Pese a todo, el concierto no ha durado más de una hora, y la sensación que queda es de haber sabido a poco. Así que para lo que quieran más Le Tigre y los que se perdieron el concierto, ya sabéis: buscadlas este junio en el Sónar.