Loose Fur – Born Again in the USA (Drag City)
En plena crisis de fe en el mundo occidental, van Loose Fur y graban un disco que gira alrededor de la figura de Jesucristo. El supergrupo “indie” compuesto por Jim O’Rourke –búsquenle en Gastr del Sol, Sonic Youth o en solitario– y los Wilco Glenn Kotche y Jeff Tweedy esquiva tópicos y se saca de la manga este álbum que, como mínimo, resulta peculiar. En cualquier caso, la sustancia aquí hay que buscarla más en las letras –repletas de referencias religiosas y, también, sacrílegas– que en la música. Así, mientras que en el debut homónimo (Loose Fur, 2003) primaban las jams y los desarrollos intrumentales, en éste las canciones son más cortas, menos experimentales y más rock. También hay apuntes de “americana” que enlazan con la música realizada por el grupo madre, Wilco.
“Wreckroom” sirve como perfecta síntesis de las inteciones del grupo. Es un tema conformado por cuatro distintos: comienza como un balada que trasmuta en “prog rock”, cediendo después el paso a una tormenta de ruido blanco y que, finalmente, se aleja en forma de “ambient paisajístico”. Los desarrollos más clásicos están presentes en la inicial “Hey Chicken” y en “Apostolic” –atención al título–. El trio saca escuadra y cartabón para delimitar el ritmo metronómico de “Stupid As The Sun”. “You always write to ask/How come I don’t write back?/Well, I could tell you/But then, I’d have to write” canta Jim O’Rourke –como si se tratara de un juego de palabras infantil– en la balada “Answers To Your Questions”, que recuerda poderosamente al Tim Hardin de la etapa Verve. “An Ecumenical Matter”, el único tema instrumental del disco, parece una jam de Tortoise con Michael Nyman al piano. En cualquier caso, la canción definitiva del disco es “Thou Shalt Wilt”, en la que un exaltado O’Rourke –en plan telepredicador irreverente– realiza una sátira sobre los Diez Mandamientos al modo de los Top10 de radiofórmula, sobre un colchón musical de lo más pegadizo. Randy Newman debería versionarla cuanto antes. Despiden el disco con “Wanted”, tema cercano a lo último grabado por Wilco en estudio, con esas instrumentaciones donde conviven en perfecta armonía guitarras y piano.
Éste no es un álbum de “rock cristiano”, evidentemente –entre otras cosas, aparece Jesucristo convertido en consumidor de “crack” en “The Ruling Class”–, pero constituye una anomalía en este mundo poblado de personajillos satánicos de poca monta –lo que ha hecho el trío norteamericano es bastante más inteligente–.
Es una incógnita si este proyecto seguirá teniendo continuidad –sobre todo por parte de Jim O’Rourke, que parece centrado últimamente en la realización de películas–, pero, de momento, el presente parece despejado. A disfrutar con humor.