Love – Sala Albeniz (Gijon)
Y Arthur Lee salió al escenario, una figura imponente, 59 años a sus espaladas -recordemos que algunos de ellos a la sombra- y su sola presencia basta para poner a sus pies al auditorio de la gijonesa sala Albeniz que se mostraba abarrotada. Publico de todas las edades, seducidos por el gancho de unas canciones -todas las incluidas en el por fin justamente aclamado Forever Changes (1967), y algunas más de los no menos recomendables Love (1966), Da Capo (1967) y Four Sail (1969)- y por el carisma de un hombre que supo hacer de la psicodelia, el folk y el rock una forma de vida.
Desde el primer acorde de «Live and let live», la tensión que imprimía toda la banda y la elegancia y aplomo sobre el escenario de Lee recorrieron cada rincón de la sala, evidenciando un estado de forma envidiable, logrando en apenas treinta minutos, y de la mano de clásicos por siempre como la celebrada «Alone again or», la inquieta «Old man»o la intensa «You set the scene» un grado de complicidad y de emoción contenida realmente difíciles de alcanzar.
A partir de ese momento, alternando pasajes instrumentales acompañado por su inseparable armónica («Maybe the people would be the times or between Clark and Hilldale») con cálidos abrazos folk («Andmoreagain») y por supuesto, fantasía pop rock («The red telephone») y algún que otro arranque punk («Bummer in the summer»), llegamos en un abrir y cerrar de ojos al final de un show de casi dos horas de duración, con un Arthur Lee entregado -tanto como el público-, agradecido -lo mismo- y sobre todo, con la certeza de habar presenciado algo casi casi histórico, momentos en los que la música es lo único importante, un protagonismo absoluto y un sentimiento unánime. All you need is love.