M.I.A. – Matangi (N.E.E.T./Universal)
Aunque sus conciertos cada vez más decepcionantes y el recuerdo de su anterior trabajo hacían presagiar un disco que continuara con el descenso creativo de M.I.A., Matangi sorprende por ser un álbum que sigue conservando gran parte del ritmo y la fuerza de sus mejores momentos mientras alardea de madurez y sabiduría. Quizás sea una vuelta demasiada rápida a la familiaridad y seguridad del sonido que la catapultó a escribir en grande su nombre en los carteles de los festivales de la década pasada pero indudablemente es una decisión sabia, aún más cuando constatamos que la mayoría de artistas con los que compartía tamaño de fuente en esos carteles aún siguen tocando las mismas canciones que entonces.
Matangi es un disco dividido en dos partes, quizás intencionadamente, quizás no. La primera parte trae la M.I.A. más enérgica y experimental; sigue jugando a fusionar sonidos y géneros, inyectando sus canciones con ritmos chatarreros para los que hay que tener cadera de titanio y devuelve al presente su música apátrida de la que en parte nos habíamos ya olvidado. La segunda parte, más extensa, nos trae la madonnanización de su sonido. Realmente cualquiera de estos temas podría ser interpretado por Rihanna y, más allá de sus formas corporales, nadie notaría la diferencia. Y esta constatación tiene más de alabanza que otra cosa, que conste. Pero aunque esta parte contenga buenos temas y M.I.A. los defienda perfectamente, realmente un sonido tan pop de urbanización la banaliza y le quita buena parte de esa áurea que tenía en su debut. A M.I.A se le pide que arañe y muerda, que sea una tipa que para bien o para mal no deje indiferente y que incomode todo lo que pueda pero aunque este disco tenga buena parte de ello, últimamente esa faceta la dedica únicamente a su vida personal.
«All I wanna do is (Bang! Bang! Bang! Bang!) and (Click! Ding!) take your money. Some some some I some I murder Some I some I let go». En 2007, con letras como esta estrofa de su famosa «Paper Planes» y un sonido que encajaba perfectamente con el espíritu del Think Globally de la época, M.I.A. parecía llamada a ser una de los artistas a seguir los siguientes años. Y aunque sabemos que por desgracia no fue así al menos nos descubrió a una artista de la que siempre hay algo de qué sorprenderse.