Man & The Echo – Man & The Echo (1965 Recordings)
El pop no tiene por qué ser algo malo. Ni bueno. Ni bonito. La clave está en saber lo que quieres contar, cómo contarlo, y si puede ser divertirse en el intento. Escribir canciones con guitarra y teclados es solo una de las opciones para hacerlo, y cantarle a la clase política de tu país con decisión y sustancia no tiene por qué estar reñido con todo ello. En este primer disco de Man & The Echo, una banda radicada en Warrington capitaneada por Gareth ‘Gaz’ Roberts, una suerte de Jarvis Cocker rural, se cumplen varios de los requisitos por los que esto del pop puede convertirse en algo con visos de arte partiendo del más absoluto amateurismo.
La cosa resulta bastante sencilla. Un poco de la despreocupación ochentera, un bastante del glam de los setenta y unos aderezos de rock elegante pero descuidado para que todo empiece a funcionar. No es que el grupo sea la nueva panacea del brit pop ni que el blue-eyed soul tenue que ilumina algunos compases de sus canciones implique que debamos prestarles especial atención, pero la coherencia de estas quince piezas imbricadas en asuntos sociales y gubernamentales (el ataque a la corrupción vivida en el Reino Unido durante el período previo a las elecciones de 2015 no es nada velado en algunas letras) cobra dimensión en “Distance runner”, donde se enlazan diversos iconos del paisaje rural del norte, y en el nada casual tempo funk de “Operation margarine”, que dota de vibraciones diferentes a un disco demasiado lineal en su tramo central.
Demuestran ser grandes lectores y tener los oídos bien abiertos a la tradición del northern soul para escribir temas como “Very personally yours” y consiguen que nos olvidemos de sus limitaciones instrumentales y melódicas contando historias tan jugosas como aquella que aconteció en un pub cuyos clientes habituales se escoraban a la derecha, donde lucía orgullosa la Union Jack para provocar un incidente que ocupó alguna que otra columna en la prensa local. Es también convincente el retrato que hacen de la banalidad de los debates políticos y los “opinólogos” que creen tener respuestas y soluciones para todo, y a ello responde la dupla que forman “Vile as you want” y “I don’t give a fuck what you reckon”, de lo mejor de una primera cosecha aún con expectativas de producir verdaderos condumios.
Queda de la escucha de este álbum homónimo una sensación de que en el fondo lo que cantaban The Smiths o los Dexys hace treinta años es lo mismo que hoy cantan The Divine Comedy o Man & The Echo, solo que con trajes confeccionados con distinto presupuesto y gusto. Con el tiempo sabremos si sigue habiendo modistos tan dispuestos al vaivén de las modas.