Merche Corisco – La Musa Difusa (Rock CD Records)
Existen muchos tópicos en el mundo del pop-rock. Uno de ellos dice que en tiempos difíciles los músicos deben crear canciones contestatarias, ser rebeldes, protestar. Otro dice que los mejores temas salen siempre de los sentimientos negativos: desamor, tristeza, soledad, depresión… Yo no estoy totalmente de acuerdo con esas consideraciones, y por lo que parece Merche Corisco tampoco lo está, al menos al 100%.
¿Por qué intentar ser feliz y hacer feliz a los demás no puede ser una forma de protesta igual de válida que otras? Un puñetazo de rabia en la mesa pero acompañado de un grito de «no me vais a joder la vida, voy a ser feliz a pesar de todo». Afincada en Cádiz, donde parece ser que ha encontrado el «buen rollito» que necesitaba, Merche Corisco grita en La Musa Difusa que quiere sonreír y hacer sonreír, ser optimista y transmitirlo a los demás, cantar al «Amor», al «Chocolate» y a la «Felicidad». Lo hace, además, con una mezcla de pop, hip hop, jazz (casi free en algunos momentos) y mucho funk que realmente consigue transmitir una sensación de vitalidad y de optimismo («Con alegría y humor, deja de lado las tristezas y el dolor«); huyendo de la esclavitud hacia las armonías y las melodías, dejando a los instrumentos vagar libres y pidiendo al oyente que se deje conducir por ellos. La guinda es su voz, siempre magnífica y maleable como pocas, que puede recitar en un estilo tremendamente hip hop en la estrofa, pasar a cantar como una diva funk en el puente, y hacerlo finalmente como una reina del cabaret en el estribillo. Una voz que vaga también libre hasta el punto de que hay momentos que parecen realmente improvisados.
Las pícaras risas al inicio de «Chocolate», los divertidos diálogos entre instrumentos (por cierto, ¡excelentes músicos!), las referencias a amaneceres, los llamamientos a buscar la felicidad en nuestro interior, el contraste entre el minimalismo jazz de «Aún» y la jovial forma de cantar de Merche (y el ruido de cubitos de hielo en un vaso), el ritmo discotequero de «Lo flipo en colores», la atropellada verborrea de la reivindicativa «Greenpeace», el arranque vaquero (con caballos incluidos) de «Lejos», el suave sonido a oleaje playero en «De sol a sol»… Todo ello confluye en un sentimiento que aúna paz, optimismo, rebeldía ante los achaques de la vida y ansias de felicidad. Un sentimiento, también un estilo musical, que la propia Merche define como «Optimusic«.
Te podrá gustar más o menos, y desde luego no son el tipo de canciones que escucharás en la radiofórmula más conservadora precedidas de la habitual cháchara acelerada y sin sentido de un(a) hiperactivo/a locutor/a. Pero nadie podrá decir que Merche Corisco, La Musa Difusa y su Optimusic no cumplen lo que prometen.