Metallica (Recinto Valdebebas) Madrid 03/05/19
Con el cartel de entradas agotadas, en un recinto de 68.000 personas, se presentaban Metallica en lo que ha sido su concierto más exitoso en cuanto a congregación de fans en nuestro país se refiere. Desde horas bien tempranas, el recinto que acoge otros eventos multitudinarios como el Mad Cool, al igual que la gira de los californianos propiciado por Live Nation, presentaba aspecto de festival, con largas colas, ambiente festivo y camisetas de sus ídolos. Aún habiendo una regla no escrita que viene a decir que nunca te pondrás una camiseta de un grupo que vas a ver, los correligionarios de Metallica se la saltan.
Abrían para el cuarteto unos Bokassa más que broncos, con un Stoner casi tan violento como el personaje del que sacan su nombre, escuetos y directos sin más, para dar paso a unos Ghost más descafeinados de lo que ellos ya son de por sí. No nos engañemos, los suecos “satánicos” son como sus compatriotas Abba, solo que en versión demoniaca.
Por ir de teloneros o por tratar de agradar o encontrar nuevos fans, Ghost dieron un concierto más comercial de lo habitual. Con todo y con ello, hits como: “Rats”, “Faith”, o: “Dance Macabre” y “Square Hammer”, con las que terminaron, sonaron de miedo. Habrá que esperar a verlos de nuevo en sala mediana, o en un bolo propio.
Llegaba la hora esperada por todos los presentes, el salto al escenario de Metallica rodeado de su mítico “Snake Pit”, el “foso” diseñado para que, los admiradores que más “pasta” han soltado, puedan ver el concierto casi tocando a sus ídolos. No es que el rock se haya domesticado, es que en manos de depende quién, es ya un complemento de moda y consumo como otro cualquiera.
Comenzaba la actuación con la entrada y pertinente homenaje a Ennio Morricone y al Bueno el Feo y el Malo, con imágenes de esta, en concreto las escenas finales del cementerio de Sad Hill, en clara referencia también al documental –de obligado visionado– en el que colabora James Hetfield: Desenterrando Sad Hill de Guillermo de Oliveira (2018).
Mientras un padre con su vástago al hombro se desgañitaba tratando de cantar “Hardwired”, me pareció leer en su camiseta: “Soy un papa metalero”, con la tipografía de la banda que nos ocupa y me acordé de lo que me dijo ese colega “metalero” de nivel que todos tenemos: “Vas a ver un concierto de Metals Pacos”. Concierto de “metaleros pacones” o no, hay que reconocer que Metallica dan a los suyos lo que quieren y lo que esperan en cada uno de los minutos del espectáculo.
Así, fueron desgranando éxitos, sin muchas sorpresas, eso sí, como “The Memory Remains”, “Disposable Heroes”, The Good that Failed”, o “The Unforgiven”, hasta llegar a uno de los momentos álgidos en lo musical y al sonido, que se fue arreglando poco a poco a medida de actuación después de un inicio algo bronco, al menos desde donde estaba el que esto suscribe, con “Here Comes Revenge”.
En “Moth Into Flame” se aprovechó para desplegar esos detalles que cualquier parque de atracciones metalero que se precie debe tener: unas columnas de fuego que harían temblar la factura del gas de cualquier hogar, y que se apreciaron por lo visual y por el fresquito que empezaba a hacer en Valdebebas.
A estas alturas seguro que no es ningún secreto que esta actuación debería ser recordada por “El día que Metallica versionaron a Los Nikis”. ¿Se imaginan como se fraguó “eso”? Robert Trujillo: “Hey James ¿qué te parece si versionamos en Madrid a un grupo mítico que se llaman Los Nikis? “ James: “Claro, seguro que los fans lo agradecen”.
Realidad: Robert Trujillo diciendo “¿os acordáis de los Ramones de Algete y su perro Brutus? Hay que tener cuidado con él”. Público: silencio sepulcral. Y es que parece que, Los Nikis –banda a la que todos en este país deberíamos reverenciar– no gozan del respeto entre la “gran familia Metallica” (en palabras del propio James Hetfield) que debieran. La próxima vez vayamos un paso adelante y que Robert Triguero y Kirk Hammet versionen a Eskorbuto, por favor.
No pudieron faltar “Master of Puppets”, “Creeping Death” y ya al final, antes de la pantomima de los bises, una de las cumbres del Thrash Metal, “Seek & Destroy”.
“Lords of Summer”, “Nothing Else Matters” y, por supuesto, otro tema incontestable de la banda: “Enter Sandman”. ¿Quejas por el recinto por parte de mucha gente? ¿Cuándo no las hay en un evento de esas magnitudes? ¿Quejas por el precio de las bebidas? Contadme algo que no se sepa. ¿Que los que estaban atrás no veían nada? Eso pasa desde que los Beatles inventaron el “Rock de estadios” en el Shea Stadium de Nueva York, en 1965.
Vaya, que exceptuando alguna charleta de más de James Hetfield y ese solo de bajo de Robert Trujillo, por favor que alguno de los que paga los 2200 (aprox) euros que cuesta la entrada “meet and greet”, le diga que ya sabemos que toca excepcionalmente, el concierto fue todo lo que se cabía esperar de una banda de estadios como Metallica.
No se puede definir mejor lo que vimos en Valdebebas
Estoy de acuerdo en michas cosas, pero referente al lugar, pienso que meter 68.000 personas en un recinto sin gradas es un error.
Claro que eso, ya es decisión del usuario.
Metallica siempre bien. Curioso lo de los Nikis, a mi me hizo ilusión pero la gente pasa. ¿Les asociarán a VOX?
Sólo comentar que si no versionan a Eskorbuto, o cualquier otro, es porque siempre versionean a algún grupo de la localidad que visitan. Lo de los Metal Pacos en conciertos de Metallica (los que más), Maiden, AC/DC, ET/C es un hecho.