Entrevistas

Mishima

Robo las canciones a la vida y a mi día a día

Espero unos minutos en la terraza de un bar céntrico de Barcelona a que David Carabén termine otra entrevista que tenía concertada para este día. Gesticula, se ríe, está relajado. Falta sólo un día para que se publique el nuevo disco de Mishima, L´amor feliç y no está nada nervioso. El álbum ha generado una gran expectación. Cuando nos encajamos las manos no le pude mentir: «Estuve en el concierto que hicisteis con Kings of Convenience en el Poble Espanyol de Barcelona en julio de 2010 y estuvisteis mucho mejor que ellos». Él sonríe y me da las gracias con la naturalidad de aquél que aún agradece, de verdad, que le feliciten por su trabajo. Honesto, cercano y con los pies aún en la tierra. Lleva ya unas 15 entrevistas para la promoción del nuevo álbum.
Hablamos sin prisas de L´amor feliç, de la música, de su evolución, del sonido Mishima
 
Poco antes de la promoción, escuchas el disco desde fuera. Cuando cierras la masterización empiezas a alejarte del álbum y llega esa fase de contar a los periodistas de qué va. Es una fase bonita pero a la vez difícil. Bonita porque me descargo de la obsesión de estar dentro del dibujo; sin embargo es un ejercicio difícil porque no hablamos de un objeto sino de sonido. Comienzas a hacer el ejercicio de pasearte por la ciudad escuchando la versión definitiva del disco e imaginándote cómo lo escuchará la gente y preguntándote si hemos conseguido lo que queríamos o porqué escribí algo. Muchas veces aprendo de mi mismo y de Mishima sintiéndome espectador. La música tiene algo terapéutico, te enseña sobre ti mismo.
 
Cuándo escuchas ahora L´amor feliç, ¿qué es lo que descubres?
A cada tema una cosa distinta y a veces cosas contradictorias. Escribí hace unos dos años y medio «Ningú m´espera» y cuando la hice pensé que quería decir una cosa y después ha terminado significando otra. A partir de un momento, comencé a escribir de una forma que permitía que yo no tuviera cerrado el significado de una canción.
 
¿Hacia donde va Mishima con este nuevo disco?, ¿sigue con su camino trazado hasta ahora?
Sí. No hemos tenido una idea de la carrera musical como si fuera un camaleón probando cosas distintas en cada disco. Funcionamos como el artesano que tiene una idea, la trabaja y profundiza en ella, intentando eliminar y despejar los errores.
 
A diferencia de tus anteriores discos, en L´amor feliç casi dejáis de lado las acústicas. ¿A qué responde?
Es el disco en que menos he tocado la acústica. Yo soy un guitarrista mediocre, pero la acústica le da una textura y un sonido a Mishima muy peculiar. Hay una relación entre la acústica y la voz interesante y eso nos ha dado identidad, pero también tenemos con Dani Vega un guitarrista extraordinario. No es intencionado que hayamos querido poner menos acústicas. No obstante, han ido ganando peso las guitarras eléctricas y un tratamiento de los teclados y de las bases rítmicas distintos. Hay un uso de la instrumentación más eficaz, más de acuerdo con la sonoridad original de cada instrumento. Hemos creado mejor los ambientes y hemos afinado nuestra puntería y cada tema tiene más personalidad por si mismo.
 
¿La mayor personalidad de los temas es lo que más destacas de vuestro nuevo disco?
Hay un trabajo mejor hecho en lo que se refiere al universo sonoro, éramos más conscientes del sonido de los temas.
 
¿El éxito de los anteriores discos de Mishima ha generado algún tipo de presión en ti en el momento de publicar nuevos trabajos?
Por mucho reconocimiento que hayamos obtenido, hace sólo dos años que vivo de la música y no he tenido nunca la oportunidad de perder el mundo de vista y decir: «Ahora soy músico, estoy en otro rollo y tengo que sacar un disco guay porque sino ya no será creíble ese nuevo rollo que soy yo ahora». Todo ha sido progresivo y paulatino en el cambio de profesión. Por mi forma de escribir canciones, que las robo a la vida en vez de encerrarme, no siento la presión. Robo las canciones a la vida y a mi día a día y no sé ni porqué las hago. Hago las canciones para mí.
 
¿De dónde robas esas canciones?, ¿qué momentos de la vida te inspiran?
Cosas distintas. Una frase que encuentro tantas veces que puede que quiera convertirse en una canción o pueden ser un par de acordes que me hablan o la figura narrativa de la vieja herida, aquél personaje que tiene una herida y a lo largo del relato ésta se transforma y puede ser catártica. La forma de una herida que está ahí desde hace mucho rato me interesa y la idea después de jugar con ella puede convertirse en una canción. Después agarro la guitarra, escribo y le doy vueltas, grabo una parte y paseo cuatro días.
 
Hay cierta desesperanza en las letras de L´amor feliç.
Trata sobre el amor, pero lo hace como una categoría; no como si fuera una experiencia personal de la que haya aprendido. Plantea el debate y los límites de la representación que tenemos sobre la relación romántica, de si es posible ser feliz en la tierra a través del amor o no lo es.
 
El nombre del disco asegura que hay un amor feliz pero la canción «No existeix l´amor feliç» dice lo contrario.
Claro. Podríamos decir que el amor feliz es el disco, que el acto de amor y lo que te da felicidad es hacer un disco. Encontrar una forma de decir las cosas es el amor feliz y después en la vida éste no termina de existir. Pero como dice la canción de Brassens («Il n´y a pas d´amour heureux») en algún momento sí que existe, lo que ocurre es que igual dura poco. También queríamos responder a la idea de que somos un grupo que cantamos sobre el amor tratando directamente por primera vez de forma directa el tema.
 
¿La música que compones va de la mano de la música que escuchas?
No. Hacer música siempre es salir de ti mismo y entrar en contacto contigo mismo. Mis gustos los fui definiendo en mi adolescencia y creo que los Mishima compartimos bastante los gustos y eso nos caracteriza en el momento de elegir cosas. Son tantas canciones sobre la forma que al final terminan hablando de ti y te definen. Puede que alguna sonoridad haya bebido de música reciente. A veces me dijeron que sonábamos como Magnetic Fields y yo los había escuchado una vez, o que quería cantar como Morrissey, y en absoluto porque además no me gustaba cuando yo era adolescente.
 
¿Te molesta que te comparen con otras bandas?
No me molesta. Si alguien se esfuerza en hablar de nosotros aunque sea mal es algo grande, pero veo absurdo que a veces te comparen con alguien cuando es claro que no te pareces a ellos.
 
¿Mishima ha conseguido un sonido propio?, ¿se puede hablar de un sello Mishima?
No sé si lo hemos conseguido, pero nuestra forma de trabajar debería haber hecho que tengamos un sonido propio. Yo creo que sí que lo tenemos, pero no sabría definir cómo es. Éste es el trabajo del que convierte en palabras la música.
 
El momento en que comenzaste a dedicarte profesionalmente a la música, ¿fue distinto de lo que pensaste?, ¿fue más duro de lo que creías?
Siempre ha sido un privilegio poder tocar, hacer música y estar con el grupo. Ahora vivo peor que antes porque no gano lo suficiente, pero no es duro porque soy mucho más feliz y tengo más tiempo para mí y mi familia. Antes cuando trabajaba en la televisión y con Mishima quedaba mal con todo el mundo y era más duro.

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