Mishima – Ordre i aventura (Sones)
Puede que suene exagerado hablar de Ordre i aventura como una obra maestra, pero no lo es decir que el último álbum de Mishima estará entre los mejores discos de pop nacional de 2010 y será de los destacados de esta época. Tampoco es atrevido considerar que trascenderá en el tiempo y que no será uno más entre tantos álbumes publicados. El grupo barcelonés regresa con su mejor obra, que irradia una belleza especial y dibuja el horizonte maduro del «sonido Mishima». «Creo que desde hace unos dos o tres discos parece que estamos encontrando una manera de decir las cosas; una voz propia para expresarnos. Si no te lo planteas y eres humilde con tu obras, van encontrando tu sitio», explicó el cantante de la banda, David Carabén, en una entrevista a Rockdelux.
Al cumplirse 11 años de su formación, Mishima se miró al espejo, se gustó y se dejó ir musicalmente para transmitir las más bellas sensaciones a través de este disco de pop, que tiene como señas de identidad la sencillez y la autenticidad. Sencillez porque es música simple, sin excentricidades ni adornos empalagosos. Autenticidad porque las melodías suenan sinceras, honradas, sin filtros ni tampoco peajes que pagar. «Si quieres decir una cosa, dila, no te escondas, tienes que decirla», dijo Carabén en misma entrevista. Mishima se lo cree y no engaña, y eso se nota en los casi 27 minutos que dura su quinto trabajo.
Su álbum anterior, Set tota la vida (2007) significó la consolidación de esta banda de pop-rock-folk, que dejó para la historia grandes canciones como «Qui n´ha begut» o «Un tros de fang». Sin embargo, este álbum denotaba cierta inconstancia, con altibajos entre sus canciones, cuyas melodías y sonidos no tenían nada que ver con el tema anterior o posterior. Ordre i aventura cambia esa inconstancia musical y las desigualdades entre canción y canción por una continuidad casi conceptual. Set tota la vida también combinó canciones más densas con otras de corte más pop acústico. El nuevo disco de Mishima es más regular en ese sentido y ofrece temas más acústicos o por lo menos más limpios. El mejor ejemplo de la frescura del álbum es «L´olor de la nit». Es imposible no engancharse a su melodía mientras las teclas del piano suenan antes de que Carabén nos invite a volar.
Otro gran tema de Ordre i aventura es «Tornaràs a tremolar». Crea una atmósfera nostálgica a través de los intensos acordes de guitarra y la voz grave de Carabén, que recuerda al mismo Nacho Vegas. La canción trata sobre que todo, al final, termina regresando: «Tornaràs a sentir / tornaràs a plorar / tornaràs a sofrir / tornaràs a somriure / tornaràs a somiar». Con ella, Mishima sella una de sus mejores melodías junto a «Tot torna a començar» y «Ordre i aventura», la canción que cierra el álbum. Mishima se despide con un tema acústico que lleva implícito el binomio tristeza y esperanza. «Ordre i aventura» ofrece un nuevo camino a los que se sienten solos y han perdido el juicio, un camino en un mar oscuro, con una dama que guarda misterios y un rey herido y pecador. Un viaje de regreso a la vida, al que Mishima con su bella melodía le da un poco más de luz.
Escuchar por primera vez un disco de inicio a fin sin tener la necesidad de saltarte ninguna canción es un muy buen síntoma, pero que ello suceda en la décima escucha se acerca al prodigio. Gracias Mishima.