Muy Fellini – Fragmentos de una Explosión (Clifford Records)
Parece que fue ayer, y hace ya casi cuatro años que llegó a nuestras manos el debut de Edu Ugarte y Juan Maravi como Muy Fellini. En aquel disco homónimo (BCore/Underhill Records, 2009) encontramos entonces suaves trazas de música americana con algunas canciones incluso catalogables como temas folk, todo envuelto con unos ritmos directos, nerviosos, como corresponde a un buen debut. Con el proyecto consolidado publicaron La Ciudad de las Palmeras (Clifford, 2011), un giro hacia la melancolía tanto en la música como en las letras, en el que experimentaban con acercamientos a ritmos algo más diversos. Fieles a su cita bianual, acaban de lanzar su tercer disco largo (han publicado EPs con Ken Stringfellow y Brian Hunt) con el nombre de Fragmentos de una Explosión (Clifford, 2013).
Llama la atención desde el primer momento un mayor protagonismo de las guitarras y un sonido, digamos, más duro. Incluso la batería de Edu Ugarte parece desmelenarse en canciones como «Salir de esta ciudad», que abre el álbum poniendo directamente las cartas sobre la mesa con un sonido crudo, un trabajo vocal envolvente con ecos que llevan desde Los Brincos a Los Planetas, y unas guitarras a medio camino entre el surf y el rock alternativo de los 90. Todo ello forma parte del universo Muy Fellini, pero aquí se acentúan sus rasgos característicos al máximo. «Psycho» es hiriente en la letra, pero realmente deliciosa melódicamente, un atractivo híbrido entre los REM más pop y Teenage Fanclub. Al llegar a «Invierno», el tercer tema, ya queda claro que estos tipos les han birlado a Sonic Youth, Yo La Tengo, Lemonheads o Dinosaur Jr. el secreto para crear canciones pop perfectas sin caer en estribillos empalagosos y metiendo caña, mucha caña.
Y con el listón así de alto siguen y siguen hasta el final: «No sé si lo podré aguantar» huele a himno; «Las chicas de mi ciudad» se podría colar en un grandes éxitos de The Raveonettes (o, por remontarnos a una fuente primaria, de Jesus & Mary Chain); «El humo de color rosa» engancha con su ritmo machacón y su toque ligeramente psicodélico, y «Sabes que es por ti» hace que por unos minutos deje de echar de menos a Los Pistones, una de las mejores (y menos recordadas) bandas españolas de los 80. Velocidad, fuerza y pegada comparten surcos con algunos medios tiempos también inspirados, estratégicamente colocados para que no se produzca el temido bajón casi habitual en álbumes que, como es el caso, superan la docena de canciones.
Una versión muy particular de Los Planetas, «Jesús», cierra el disco dejando la impresión de que Edu y Juan están en un momento dulce, inspirados tanto para las letras (imprescindible su escucha atenta) como para las melodías, los giros instrumentales, los ritmos, las armonías y las texturas. No es fácil crear canciones que entren así de fácil a la primera y que, al mismo tiempo, resistan repetidas escuchas no ya sin hartar, sino ofreciendo nuevos secretos en cada acercamiento. En resumen: excelente disco, rayando la perfección.