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nudozurdo (Sala Ochoymedio) Madrid 15/11/18

Reyes del crescendo, príncipes del desasosiego, nudozurdo cerraron ayer en Madrid una trayectoria de diez años, con un concierto en el que dejaron claras las razones por las que serán recordados como un grupo de culto, pero no dijeron ni una palabra sobre las causas de su despedida.

Nudozurdo

Torrente de ruido y psicodelia, pocas guitarras han abrasado como lo hacía la de Leo Mateos, siempre sobre la exuberancia fabril de una sección rítmica insuperable, Meta al bajo y Ricky Lavado en la batería. Las letras, frecuente retrato de la disfuncionalidad, cerraban un círculo complejo e hipnótico que funcionaba como lenguaje propio e irrepetible. Con estas herramientas y cierta distancia emocional, imagino que aparente, nudozurdo salieron ayer a tocar por última vez un resumen de sus mejores virtudes. Comenzaron con la intensidad de «Bondage Amateur» y «Mil Espejos», para luego explorar los límites de la introspección en «Úrsula hay nieve en casa» y «Prometo hacerte daño».

Nudozurdo

Nudozurdo

La interpretación de «Ha sido divertido» fue tan desgarradora y emotiva que suscitó una ovación espontánea entre un público que se desató definitivamente con la rotundidad épica de «El Hijo de Dios». En los bises, «La ruta de los Balcanes» y «Dosis Modernas» mantuvieron la tensión de un concierto que culminó para siempre con «El diablo fue bueno conmigo» en formato tormenta eléctrica. En la despedida, contención y timidez sobre el escenario para presentar a la banda, frente a una inmensa tristeza entre el público.

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