Conciertos

Ola Podrida + Alasdair Roberts + Biirds – Sala La2 de Apolo (Barcelona)

Tres grupos se subieron ayer al escenario de la sala pequeña del Apolo. Tres bandas y tres maneras diferentes de entender la música con base en el folk americano, esa que tiene su raíz en el cantautor con su guitarra que cuenta historias.

La banda nacional Biirds se decantó por el ruidismo contrastado con momentos de delicadeza. Guitarras, chelo, bajo, una potente batería y la libertad de dejar que las melodías fluyesen, creando una atmósfera densa y misteriosa con finísimas pinceladas de música de caja de muñecas. Aún compuesta por veteranos de la escena musical barcelonesa, el de ayer fue su primer concierto y tendremos que esperar hasta el verano para ver cómo plasman sus ideas en el que será su primer disco.

Luego fue el turno del escocés Alasdair Roberts que, guitarra en mano y acompañado de un violinista recién sacado de una película de espadachines, nos deleitó con una mezcla de canciones populares celtas y temas propios con sonoridades muy medievales y con un formato crudo de cantautor al uso. Nos contó las historias detrás de las canciones que iba interpretando con su cerrado acento, historias de leones, de psicópatas y de amigos que se perdieron por el camino. Y consiguió que por momentos esperáramos ver aparecer por la sala a dos caballeros con armadura peleando en un torneo por la princesa de la torre. Repasó canciones de su discografía, con especial énfasis en el último trabajo “Spoils”, disco a la que pertenece la brillantemente interpretada “Thy Flyting Of Grief And Joy (Eternal Return)” uno de los momentos más bellos de su concierto.

Por último, los tejanos Ola Podrida ocuparon su sitio en el escenario. Al frente el alma máter de la banda David Wingo, simpático y dicharachero, intercambiando guitarra y banjo. Se acordó Wingo de la última vez que visitaron la ciudad condal, viaje aquel en el que vino sólo con un batería porque no pudieron permitirse el viaje con banda completa. Esta vez vino toda su nueva banda: Colin Swietek, David McComb y Matthew Frank, los músicos que se ha buscado Wingo para que le acompañen en los directos.

Venían a defender el Belly of the Lion, un trabajo más compacto que el anterior y al que las distorsiones y la potencia que ayer sonaron sobre el escenario le sienta de maravilla. Y es que Wingo es un bohemio componiendo pero a veces peca de monótono, y ayer los temas sonaron con más garra que en el disco, ganaron mucho con la potencia. Y aunque venían a defender ese nuevo trabajo, y empezaron con “The closest we will ever be”, fueron intercalando temas de su disco homónimo anterior. Sonaron “Lost and Found”, “A Day at the Beach” o “Eastbound” y dejaron claro que aunque Wingo haga música folk-rock con una estructura muy estándar, sobre el escenario tiene la suficiente soltura para mantener la atención y lograr un set entretenido, a ratos vibrante y sobretodo muy solvente.

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