Oliver Sim – Hideous Bastard (Young / Popstock!)
De los componentes de The xx Oliver Sim es, quizás, el que más se ha mantenido alejado del foco mediático, posiblemente por su carácter lacónico ha querido mantener un perfil bajo en la banda londinense. Tras los pasos al frente de Jamie xx con In Colour y las colaboraciones varias de Romy Madley, por fin se decide Oliver Sim con el formato largo. No está solo, Jamie xx produce el disco, aunque después de escuchar todas las canciones uno tiene la sensación de que las riendas de su carrera la quiere llevar él, porque su impronta y personalidad se deja notar.
Oliver declaró hace poco que padece VIH desde la adolescencia, y esos vaivenes emocionales motivados por la enfermedad ha querido que quedarán plasmados en este notable Hideous Bastard (Young, 2022), que es algo así como un diario personal de nuestro protagonista. En la portada del disco aparece un primer plano -martirología cristiana chic- y de su cara prenden las letras del título del disco y su nombre, pegadas en la sangre que se desparrama por su rostro. Oliver sonríe, aunque su carne esté hecha jirones, y su atuendo negro me hace pensar en algún devocionario satánico. Una instantánea de contrastes, como la música de un hombre que quiere ser algo más que “el bajista de The xx”.
Las melodías se desperezan con calma: “Hideous” es, desde ya, una de las canciones del año: Sim canta con sentimiento sus cuitas, un bombo marca el ritmo, las cuerdas sobrevuelan y estremecen, hasta que la aparición estelar de Jimmy Sommerville acaba por elevar la melodía hasta la estratosfera y más allá. Y fade out cortante.
Las bases minimales continúan llevando el ritmo de “Romance With A Memory” (“The lack of a kiss is more tan a thousand”) en una suerte de encaje con los sonidos motorik, mientras “Sensitive Child” coquetea con las voces y la producción sonsigue un ambiente saturado y opresivo.
“Never Here” también hace acopio de la herencia teutona, y esos silencios y requiebros tan marca de la casa son de ensueño, en una narración sobre la fugacidad de los instantes que de verdad nos marcan a fuego en la vida. “Unreliable Narrator”, de nuevo, cincela espacios de borrosa belleza, esta vez con una línea de sintetizador muy Vangelis.
“I know I’m destructive/And all my friends are like this” canta sobre la preciosa melodía dream pop de “Saccharine”, una desnuda declaración de intenciones de cómo vive las relaciones amorosas; “Confident Man” es una balada que bien podría cantar Antony, y la caja de ritmos vuelve a enredarse sin piedad en la melodía. Otro momento sensorial álgido es la tremenda “GMT”: recuerdos de historias vividas intensamente (“I’m on Greenwich Mean Time missing you, missing you/ Someon? decided to save my life, pink and blue, pink and blue/ There’s a parting in the sky just moments before night and/ I’ll be just fine, I’m missing you, missing you”), que enlaza con “Fruit” con ecos a Yazoo, y acabar el disco con “Run The Credits” con un Sim cantando versos no exentos de irónica en los que nos enseña como esquivar la parca.