Òscar Briz – Youth (La Casa Calba)
El músico y compositor Òscar Briz lleva ya 7 discos, con este, a sus espaldas. Si en el anterior, «L`estiu», comentábamos que dedicaba una canción a James Taylor, una de sus inspiraciones, en este Youth parece que el espíritu del estadounidense se ha apoderado por completo del valenciano.
Desde el principio, con «Les odes» (una adaptación del poeta Vicent Andrés Estellés) y su folk acústico y relajado, se va notando un sutil aroma californiano. El giro pop de «No digues que no pot ser» reafirma la percepción, puesto que sus ritmo y sus coros a lo Fleetwood Mac, etapa Stevie Nicks, sigue afirmando la conexión californiana. En «Lleugers» vuelve al folk más tranquilo, pero la presencia de bajo y batería, habitual a lo largo del álbum, hace que las canciones tengan mayor cuerpo y un ritmo entre pop y soul. Es en ese sendero estrecho entre el folk y el pop donde Òscar Briz se mueve como pez en el agua, como rápidamente se aprecia en «En el tren» y su ritmo trotón que evoca el traqueteo de los vagones. No obstante, el autor no le hace ascos a lanzarse con una especie de country-blues en «Cant de Vicent», o un tímido rock con guitarra eléctrica en «Desperta al dolor».
«Quinze» confirma lo que ya se intuía por el título del álbum: el tema de la mayoría de las canciones se basa en la juventud, en la confusión que la acompaña pero también en la ilusión de tener toda la vida por delante. Tiempo hay también para cierta nostalgia, seguramente desatada al evocar el autor su propia juventud en «El rastre dels meus herois», para el intimismo y la sensibilidad («L`home sensible») e incluso para la canción protesta / reivindicativa de la identidad cultural y lingüística valenciana («València tensa»).
El eclecticismo del álbum, su temática y los arreglos bien cuidados y variados, todo ello conforma un puñado de canciones atrayentes que, afirmando la condición de «cantautor» de Òscar Briz, la despojan sin embargo de ese sabor peyorativo que, dicho sea por otra parte, nunca debió padecer.