Pajaro Sunrise – Kulturkatzenjammer ([PIAS] Spian)
Sorpresón el de Pájaro Sunrise (Yuri Méndez) con este álbum de impronunciable (salvo que seas alemán) título. Yo lo conocí hace unos años, en su faceta más folk, a cuestas con su guitarra desnuda. Sin embargo, parece ser que en los últimos tiempos ha sufrido algún tipo de catarsis personal o artística (¿tal vez ese «vértigo cultural» al que hace referencia el título?) que le ha llevado a abrazar una especie de electrónica contenida y elegante en la que envolver sus canciones. Unas canciones, por otra parte, que no resultan muy diferentes respecto a anteriores trabajos salvo por ese ya mencionado envoltorio electrónico, una producción muy cuidada aunque con tintes caseros y unas estructuras más pop de lo habitual en ciertos temas.
Una de las claves es la repetición: ritmos metronómicos que arrancan un tema y ya no lo abandonan («Good to see you», «Passing birds»); frases que se repiten de manera insistente y monosílabos que golpean el oído y marcan un compas maquinal («Hopefully pt.1», «A love like mine»); estructuras aparentemente inspiradas en Kraftwerk («This vision») y juegos de palabras, letras, sonidos, fonemas («Gorgeous Georgina»). Todo ello, junto a los omnipresentes reverbs y ecos, además de la brevedad y sencillez de algunas canciones, contribuye a llevar al oyente a un estado casi hipnótico.
La otra clave es la elegancia: la belleza de los efectos electrónicos que dan cabida a «This place», la elegancia del synth-pop heredero de los 80 en «Minolta», la pegada pop de una joya como «Long forgotten flowers», la clase evocadora del instrumental «Il sorpasso», el folk más tradicional a lo Connor Oberst de «God doesn’t care anymore) y el sublime acabado de «Move like a ghost», que podría ser un hit de cualquier época (ahora con los MGMT, o antes con los Heaven 17, por ejemplo).
Un álbum que, tal vez por la vorágine de final de año (otra muestra más del vértigo cultural del que habla el disco), puede que no haya tenido la repercusión que merece. De todos modos los discos grandes, los que respiran elegancia e inventiva, recorren su camino con lentitud pero con seguridad. A reivindicar en próximos años, seguro.