Tom Waits – Real Gone (Anti – Pias Spain)

Tom Waits siempre ha sido como un niño. Siempre ha sido como un niño que quería ser mayor, y la vez un mayor que quería ser un niño. Posee una mente despierta con la suficiente experiencia para saber jugar con todas las posibilidades; un espíritu explorador con la sapiencia de un ilustrado anciano. En fin, un músico ya con arrugas que aún no se puede estar quieto.

Y es que este geniecillo de finales del siglo XX (y al parecer de principios del XIX) contiene una de las más arriesgadas y heterogéneas discografías del panorama musical actual; incluso cada disco es tremendamente ecléctico; y aún así, todo lo que hace sigue sonando a Tom Waits. Es uno de los pocos elegidos de los que se puede decir que es “un género en sí mismo”.

El disco que nos atañe no es una excepción, Real Gone sigue manteniendo el principio de Heráclito de “lo único que permanece es el cambio”, porque si por algo se le reconoce a este artista es por su experimentación constante con los instrumentos y los sonidos. Ahora dice que aparca el piano, que va a hacer beatbox. Ahora dice que va a hacer funk cubista. Ya ven, todo cambia.

“Todo fluye” decía también Heráclito, premisa con la que juega Real Gone que precisamente es un término que alude (en jazz) a “dejarse llevar por el sonido”. El californiano ha dejado fluir su ritmo vocal y la (estupenda) guitarra de Marc Ribot no parece estar atada a ninguna regla; todo suena caótico y sacado de una cacharrería, incluso la voz de Tom Waits ya de por sí ronca y profunda, está aquí forzada al máximo; de hecho algunos fragmentos están grabados en su propio baño para crear ese aspecto sucio.

Una suciedad no exenta de belleza por otra parte, puesto que mezcla perfectamente un formato moderno con un sonido antiguo. El Dirty south visto desde su propia perspectiva, el hip-hop retrocede casi un siglo y los scratches parecen hechos con tocadiscos antiguos como demuestran las canciones “Top of the hill”o “Metropolitan glide”. Tom Waits se ha disfrazado de bluesman sureño de principios de siglo que va a ser ahorcado al día siguiente (“sins of my father”) o de soldado que vuelve de la guerra (“Day after tomorrow”). Tiene hasta su versión escacharrada de la samba en “Hoist that rag”.

Después del europeo Alice, Tom Waits con su disco Real Gone se dirige a la América profunda donde él es un forajido, un “outlaw”, un fuera de la ley, lejos de los convencionalismos, lejos de cualquier atadura. Quién sabe cómo y dónde aparecerá para su siguiente obra. Al igual que tú, Tom, yo espero.

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