Parade – Materia Oscura (Jabalina)
¿Es Materia Oscura un duelo a muerte entre Parade y Antonio Galváñ? ¿Asistimos a la definitiva confesión de Galvañ, tras perder la batalla y quitándose el casco oscuro, al “Parade, soy tu padre”? ¿O simplemente es otro cuento creado para aligerar la estancia en un refugio alpino de un frío y desapacible verano? ¿De qué manera hay que tomarse las estrofas de ¿»Eres un robot»? («Queridos oyentes/ Os tengo que contar/ Que vuestro cantante/ Hace tiempo que no está/ Al señor Parade/ Algo le pasó») o los continuos reproches que se echa él mismo en cara en otras canciones como haría un amante despechado y con algo de rencor acumulado?
En fin, Antonio Galváñ quizás pasa por algo a medio camino entre la crisis personal y el hastío, o simplemente por la mala leche general que nos azota a todos, pero ello no quita que su genio creativo le siga bastando para firmar un disco notable que aguanta el recuerdo de otros trabajos suyos donde seguía creyendo en el juramento hipocrático del pop. Y es que tampoco este disco es un vía crucis autocompasivo donde Galváñ carga con la cruz y se deja azotar con gusto, simplemente es un trabajo de alguien que refleja sus dudas, miedos y decepciones tras casi veinte años de carrera. Hay gente que en casos parecidos se compra un Cayenne. Por otro lado es destacable que en esta atmósfera sombría, y aunque en la primera canción del disco pide “no más rocanrol”, su música sigue ofreciendo su contradictoria luminosidad característica y recuerda en su ritmo a canciones de discos anteriores. Casi casi se podrían bailar algunas de sus canciones. Casi.
Los seguidores de Parade quizás pasarán momentos de angustia escuchando algunas letras, aunque si no se atienden tanto se quedarán con un disco muy pop, con grandes momentos pero como siempre también algún que otro pequeño bajón. Su obsesión con el espacio sideral sigue intacto, por si alguien se lo estaba preguntando. Su alter ego tan parecido al famoso Major Tom sigue orbitando la Tierra y viendo los fuegos artificiales en los cielos de Beijin. Quizás esta vez un poco más incómodo de lo habitual pero sentirse así en un entorno enfermo es signo de buena salud.