Pedro Burruezo: el trovador de la belleza extraña
“… Se nos ha acusado muchas veces de elitistas. Mucha gente pensaba que queríamos arrebatar al rock and roll lo que tiene de lúdico y de tribal (tribal en el sentido del ritmo y del nervio) y convertirlo en algo para catedráticos. Se han equivocado. Lo que pasa es que creemos que el rock and roll es un arte, precisamente el arte más divertido en esta época. O sea: nada de música para críticos y catedráticos pero tampoco sólo una historia de cervezas, skins y tal… También puede tener una cierta sutileza literaria”. (Pedro Burruezo, 1987)
Pedro Burruezo es un artista que es pura pasión desmedida, un romántico cuya visión de la música siempre estuvo un paso por delante de las modas del momento (y sigue estándolo), y de los movimientos artísticos más o menos oficializados por la industria. Junto a Claustrofobia se erigió como el máximo exponente de lo que en algún momento se llamó “mestizaje sonoro”. En las entrañas del grupo barcelonés se podían visitar angostas galerías por donde transitar por el hieratismo de Ian Curtis, el post punk, el soul de James Brown, o el expresionismo de Fritz Lang entre otros referentes.
Claustrofobia lo formaron Burruezo, María José Peña, y Antoni Baltar en 1982, y dejaron para la posteridad cinco disco mágicos, únicos.
En 2005 estrena proyecto, Burruezo & Bohemia Camerata, con un precioso disco titulado “Barcelona Intimíssimo Café” colaboraría una Silvia Pérez Cruz aún no demasiado conocida) en el que rememoraba la atmósfera de aquellos tiempos de los cafés cantantes. Es un disco que se abre a una crisálida estilística que va del tango al bolero, hasta a la tradición latinoamericana. Su querencia por la vida espiritual y el sufismo empiezan a hacer mella en su forma de entender el arte más puro. Una vez me dijo:“Es que eso es lo busco: la música en su estado más puro. La música en sus orígenes se inventó para el ámbito de lo sagrado, de lo trascendental y misterioso, y esta es mi apuesta: volver a lo musical como algo sagrado, y en esto no estoy por nada más porque la música ni me da dinero. Lo interesante de este discurso es que no llevo barba, no soy católico, soy un tío normal en un tiempo de confusión. ¿Tú sabes la gente que ahora está “tarada” de la cabeza?, se ha disparado el consumo de fármacos, de antidepresivos… La música tiene algo salvaje que es bonito que se manifieste de esta manera, pero hay que ser muy valiente, y yo aun no lo he conseguido pero gracias a Dios hay mucha que sí lo consigue.” Bajo esta influencia del sufismo y de los trovadores ha editado los discos “Misticísssimus” (aires medievales, moriscos, sefardíes, bajo un prisma actual) “Misticisssimus Coralliummm” (junto a la Coral Cypsella), “La banda sonora maldita” (música descartada por el cineasta Albert Serra), y este año con el inclasificable “Dervishes And Trobadours” (Satélite K).
En este breve texto, Pedro Burruezo comparte algunas de las músicas, que inspiran su heterogénea obra.
Arvo. Me encanta todo lo que hace Arvo Pärt. Me parece un compositor de una extrema sensibilidad. Nuestro mundo necesita artistas como él. Silenciosos, serenos y sensibles. Esta pieza es un exquisito ejemplo.
Arvo Part – “Spiegel im Spiegel”
Faruk. También me fascina lo que hace Omar Faruk Tekbilek. Creo que es un intérprete y un compositor muy dotado… Su música va y viene de Oriente a Occidente con normalidad. Él y Arvo son artistas que hacen una música de un gran calado espiritual pero sin proselitismos ni nada parecido y desde tradiciones diferentes.
Omar Faruk Tekbilek – “I Love You (Istanbul)”
Robert. De Robert Wyatt guardo un muy grato recuerdo. Sus canciones siempre me emocionan. Su fragilidad lo ilumina todo, como dice la canción. Me gusta especialmente cuando canta en castellano, porque le hace más frágil aún. Esta canción me gusta muchísimo desde que la escuché en su versión.
Robert Wyatt. “Te recuerdo Amanda»
Lole. Lole y Manuel fueron unos adelantados, unos visionarios. Había algo iniciático en su música. Tanto lo de Lole como lo de Manuel me parecen excelentes, juntos o por separado. Esta grabación es total. Además, esto de este video representa una sociedad que a mí me encanta. Familias grandes, unidas, donde el arte forma parte de la cotidianidad. La Negra, madre de Lole, siempre me pareció una artista de una envergadura colosal.
Orquestas de Oriente.
Solemos identificar el sonido orquestal con las orquestas de Occidente. Pero en Oriente también hay orquestas y su sonido me fascina. Especialmente, los sonidos de las orquestas de Oriente Medio. Este tipo de orquestas siempre musicalizan poemas de grandes poetas medievales nacionales, como Hafez, Rumi, etc. A mí siempre me han tirado más estos poetas que los poetas occidentales, con excepciones, por supuesto. Yo descubrí el sufismo en un viaje a Tánger cuando iba a encontrarme con Paul Bowles.
Otras, claustrofobia! había perdido la pista del todo a Pedro, qué buena noticia. Gracias por el artículo