Purple Weekend 2009: Asistimos al festival leonés
La undécima edición (al menos en el formato que ahora conocemos) del mítico festival de León, Purple Weekend, se presentaba con algún cambio que otro en los escenarios. Así mismo la apertura en lo musical de la organización a traer nuevas bandas, quizás ajenas a lo que algunos llaman “La escena Mod”, se ha convertido ya en un hecho que parece no va a cambiar.
Hecho este que parece no gustar a todo el mundo, pero eso es algo que aquí no vamos a juzgar.
El viernes los primeros en estrenar el festival eran los granadinos: Los Furiosos del Ritmo. Primeros en el Purple, y primeros en uno de los escenarios nuevos, el Studio 54. Un gran acierto por parte de la organización el programar los conciertos de bienvenida en una sala más pequeña que el Estadio Hispánico. Y dejar este, para los días grandes. El sonido lo agradece, las bandas también y sobre todo el público.
Los Furiosos son un quinteto formado por dos componentes de la banda de Ska Los Granadians (del espacio exterior). Para ser los que empezaban no tuvieron ningún problema en hacer bailar y saltar a la gente con su mezcla de Soul, Rythm & Blues y música festiva, mezclada con el desparpajo y simpatía del cantante y el teclista. Así sonaron temas de cosecha propia (la mayoría) como: “Marcha Funebre” o “La tumba del amor”. No hubo mejor manera de comenzar el festival, desde luego.
Los segundos de la noche serian Les Bof. Cuarteto escocés, que el año pasado por problemas ajenos a la organización se quedó sin tocar. Por lo tanto era una cuenta pendiente para la banda el conocer a los seguidores españoles. Un guitarra, un bajista, un batería y todo un dandi sobre las tablas, practicando Rythm & Blues peleón y rock and roll “garajero”. Eso son Les Bof, ni más ni menos, sonido crudo y bailable, contrastado con las letras en francés. ¿Un momento? ¿En francés? Si, en el idioma de Obelix, el cuarteto presume de ser la primera y única banda de habla inglesa que canta en el idioma de nuestros vecinos.
Un directo de lo más divertido y gracioso, con versiones de canciones sobradamente conocidas como “Brand New Cadillac” de Vince Taylor, reconvertida al idioma galo como “Vieille 2CV”,temas de producción propia, una versión de Jacques Dutronc incluida (como no) y un tema sospechosamente parecido a la canción “El Calcetín” de la banda española de los sesenta, Los Huracanes.
Les Bof no pasaran a la historia por ser grandes músicos ni innovadores, pero se lo pasan de miedo y hacen que la gente haga lo propio.
Al día siguiente por la mañana y en ese marco que siempre sorprende, El Museo de arte contemporáneo de León (Musac) les tocaba el turno a otros que han dado que hablar sin ni siquiera haber tocado, La Cola Jet Set. “Por fin estamos en el Purple, mi sueño hecho realidad”. No pudo ser más sincero Felipe, cofundador de la banda catalana, a la hora de presentarse ante la audiencia.
Los catalanes La Cola Jet Set surgieron de las cenizas de Los Fresones Rebeldes, justo cuando estos últimos se separaron. Atrás quedan los años con Subterfuge records, así que La Cola se presentaban en el escenario Musac del Purple con nueva compañía discográfica y nuevo disco debajo del brazo: Guitarras y tambores, canción dicho sea de paso de las más celebradas entre la joven concurrencia.
Problemas de sonido aparte, que no se resolvieron casi en ningún momento del concierto, el desparpajo de la banda capitaneada por Ana (al teclado y las voces) y Felipe Fresón, hizo que el concierto fuera divertido para los mas fans e insufrible para los detractores. Y es que la Cola Jet Set no engañan a nadie, lo suyo es el Pop con influencias sixties, electro y en algún momento casi disco, tocado con mucho morro y alegría. Llegando el final de la actuación, homenajearon a Los Fresones, tocando el tema “Al amanecer” (desatando la euforia entre la gente que ya iba llenando el Musac) que fuera estandarte de la anterior banda de Felipe. Nunca nos acostumbraremos a ver a grupos por la mañana, y con estos no iba a ser una excepción.
El cartel de un buen festival se tiene que asentar en una buena selección de bandas, y en el contraste entre ellas, sin caer en lo chocante. El contraste entre el grupo anterior y seis tipos parcos en palabras, mal encarados y con ganas de liarla muy gorda, estaba garantizado. Claro, se trataba de los también catalanes Tokio Sex Destruction. No hicieron falta ni diez minutos para que el cantante R.J Sinclair ya estuviera entre el público, para sorpresa de los que no los habían visto nunca, saltando empujándose y en definitiva interactuando con los presentes.
Superados los problemas iníciales de sonido en el escenario del Musac. El cuarteto, esta vez convertido en sexteto por la culpa de un saxofonista y un percusionista, que le vienen al pelo a las canciones del nuevo disco, comenzó a presentar el susodicho. Se trata deThe Neighborhood un disco posiblemente más pausado que los anteriores y con una producción más elaborada, lo cual no es óbice para que la banda en directo siga siendo igual de salvaje que siempre.
Solo hay algo que los conocedores de la banda quizás echaron de menos en el concierto, la falta de algunos de sus temas más clásicos en su repertorio, por lo demás, todo más que bien.
Los Guajes serian los encargados de inaugurar el ya tradicional escenario del Grand Café. Cuarteto de Gijón con muchas ganas de diversión y muy implicados en lo que hacen, sonido “sixties” con mucho sabor a música de aquí. Versiones de clásicos que no faltan en el imaginario colectivo, y es que no falto nadie, covers de Bruno Lomas y Raphael mezclados hábilmente con temas de cosecha propia, hicieron del concierto de estos jóvenes un set fresco, divertido y sin complejos. Solo dos discos en el mercado y el último de ellos grabado en los estudios, propiedad de Jorge Explosion, Circo Perroti, son sus armas. Si visitan su ciudad, no se los pierdan.
Los austriacos The Attack serian a eso de las nueve de la noche los primeros en pagar la “novatada” del mal sonido del estadio Hispánico en lo que se refiere a conciertos de primera hora. Siempre hay multitud de teorías entre los asistentes, que si no hay suficiente gente y el sonido rebota, que si solo ecualizan al último grupo y los demás van sonando sobre la marcha.
En fin, la única cuestión indudable es que los grupos que suelen tocar los primeros en ese recinto suelen sonar bastante mal. Lamentablemente la banda austriaca no iba a ser ninguna excepción, y es una pena de verdad porque todas las críticas hablan de directos incendiarios plagados de Rythm & Blues salvaje a la par que elegante y estiloso. The Attack tocaron algunos temas de su último trabajo y a ratos el cantante intentaba empatizar con el público. Pero es que ni siquiera parecían estar a gusto sobre el escenario, igual les venía un poco grande, o el sonido mencionado, el caso es que la actuación fue perfectamente olvidable.
Baby Charles son una banda de soul y funk a la antigua usanza, capitaneada por la cantante Dione Charles. Olvídense del todo el soul comercial de la MTV, lo que practican esta banda si es Funk que te llega directamente a los pies y a la cabeza y te atrapa sin dejarte hasta el final.
En pocos minutos lo que había sido un escenario frio y anodino se convirtió por obra y gracia de Dione y los suyos en una apoteosis de música con alma, si a todo eso añadimos una banda que no falla en nada, y que se lo pasan muy bien sobre las tablas. Tenemos lo que podríamos llamar el prototipo de concierto perfecto. A la hora de terminar mis pies seguían pidiendo más como si de unos órganos con vida propia se tratara. Por supuesto no pudo faltar la versión en clave funk que hacen de los “Arctic Monkeys”.
Para finalizar este día en el estadio Hispánico tendríamos sobre el escenario a todo unos clásicos de aquello que algunos se empeñaron en llamar “Brit Pop”. Aunque su primer disco es de 1983, el éxito de un público más o menos masivo no les llego hasta principios de los noventa. La banda se disolvió a principios del 97, pero el año pasado Andy Miller decidió reunir la banda para dar algunos conciertos, y parece que siguen ahí. Lo que sigue siendo una incógnita es si habrá disco nuevo.
En cualquier caso, el concierto de Dodgy tampoco brillara en los anales del Purple como algo apoteósico. Canciones bien tocadas y sonido más que aceptable, muchas veces no son suficientes y la deserción de gran parte del público allí presente, poco a poco, así lo demuestra.
Tan solo la interpretación de temas clásicos de la banda o la versión del clásico “The Snake”, tema este que le valió el respeto de la parroquia mod en su día hicieron de una actuación olvidable, un poquito mas salvable. Para finalizar con versiones, nada mejor que rendir tributo a los Beatles o a The Who con “The Kids are all Right”, como si ellos mismos supieran que no había manera de conectar con el respetable. Si para salvar un concierto tienes que echar mano de versiones, es que algo no anda muy bien.
Decididamente no fue la noche de Dodgy.
De vuelta al Gran Café al día siguiente, nos esperaría quizás una de las sorpresas del festival. Y no porque los Top Models sean nuevos y no los hayamos escuchado. Pero cierto es que la nueva formación, el hermano del propio Ricky Gil al bajo, Albert Gil y la teclista Agnes Montferre han dado nuevos aires a la banda. Ahora suenan más duros y más compactos. Acompañados, como no, con el excelente batería inseparable de Ricky Gil, Pol Fontini.
Sin dejar atrás sus influencias del blues más “heavy” y el Rock más visceral, han dejado paso a lo que podríamos como una suerte de “Power Pop” a la americana, que hará las delicias de los aficionados más exigentes al género.
Visiblemente contentos por estar una vez más en el Purple (sobra decir que los hermanos Gil ya estuvieron en ediciones anteriores con Brighton 64) Rick y Albert comenzaron con un repertorio clásico de los Top Models. Canciones como, “Love Maker”, “Wall of Fame”, o uno de sus “hits” “Beatiful Señoritas” hicieron saltar a todos los que estábamos apretados en el Grand Café. Pero lo mejor estaría por llegar, al final del concierto y con la consabida broma por la versión que un famoso grupo español ha hecho de “La Casa de la Bomba”, Ricky y Albert, esta vez visiblemente emocionados, comunicaron que iban a tocar unos temas que llevaban años sin tocar sobre un escenario.
Ni que decir tiene que eran temas de Brighton 64, en concreto, “Bola y Cadena”, “El mejor cocktail” y la imprescindible “La Casa de la Bomba”, momento en el cual, no me equivoco ni exagero, si digo que me pareció ver a gente del publico a la que se le saltaban las lagrimas.
Pateando las calles mojadas de León, nos alejamos del escenario del Gran Café, con la agridulce sensación de que habíamos visto algo muy especial e irrepetible.
Vibeke Saugestad es una figura muy conocida en su país, Noruega. Por estos pagos no tanto, a pesar de tener tres discos editados de lo más asequibles. Lo suyo es Power Pop energético y melodías al más puro estilo “Ramone”, con una voz y una personalidad desbordantes encima del escenario. Por España ya la habíamos visto acompañando a otras figuras del Power Pop Noruego, The Yums Yums, ya que es teclista ocasional de los mencionados.
Acompañada de cuatro músicos, dos guitarristas (entre los que estaba Morten Henriksen, vocalista de The Yums Yums) un bajista y batería, su concierto comenzó puntualmente a las 21:00. Poco público de momento en el estadio y un sonido que hacía difícil distinguir una guitarra de otra, y los golpes de la batería de un martillo pilón. Menos mal que los técnicos se aplicaron y se fue solucionando poco a poco. Y así pudimos disfrutar de melodías pop de esas que te hacen sonreír como: “Until The Sun Comes Out”, “I Must Have Been So Good” o “Velvet Revolution” esta última no la ha escuchado ningún “AR” de compañías discográficas multinacionales, sino ya seria pasto de radio formulas.
Llegando al final del concierto y rindiendo pleitesía (como ella misma dijo) a uno de los maestros del género “Powerpopero”, se subió al escenario ni más ni menos que, Dom Mariani. El mítico artista Australiano líder de DM3. Por lo tanto y sin esperarlo pudimos disfrutar de un dueto que sin ensayo previo, cantaron como si se conocieran de toda la vida.
No pudo ser mejor preludio para lo que se avecinaba, Mister Dom Mariani y sus DM3. La banda se fundó en Australia, prácticamente después de que Dom disolviera su anterior combo, “The Stems”, allá por principios de la década de los noventa.
Con una discografía envidiable y extensísima a sus espaldas (es difícil seguirle la pista) y una colección de canciones de esas que tiran para atrás, no es extraño que hubiera expectación entre los asistentes al Purple. Guitarra, bajo y batería fueron suficientes para que a los primeros acordes, nos diéramos cuenta de que estábamos ante un maestro. Temas clásicos de la formación, como “Just Like Nancy”, “Can´t Get What You Want”, “Second Floor” y por supuesto no podía faltar “1 Time 2 Times Devastated”, canción esta ultima que tantas manos en alto ha puesto y gargantas ha desgañitado, hicieron que este concierto que fuera algo más que diversión.
Dom Mariani y los suyos volvieron a meterse al público en el bolsillo una vez más, y es que estos tipos son de esa clase de artistas que nunca fallan en directo, un valor sobre seguro por el que apostar, el Purple arriesgo y gano.
Australia y Toledo no habían estado nunca tan cerca. Si, llegaba el turno de los de la capital a orillas del Tajo. The Sunday Drivers, uno de los puntos polémicos entre los asistentes más “puristas” del Purple. La organización decidió incluirlos en el cartel para enfado de muchos y supongo que alegría de otros tantos.
Polémicas y dimes y diretes aparte, el estadio Hispánico registro con la banda el aforo mas lleno de todo el festival. Hablar de losSunday Drivers es hablar de una banda, que en apenas diez años se han labrado toda una fama en nuestro país y fuera de nuestras fronteras. Se notaba que había gente que había ido a ver exclusivamente a los Domingueros. Jero y los suyos salieron al escenario, saludando y sonriendo por doquier y rápidamente comenzaron su set. Presentación de nuevo disco The End of Maiden Trip, quizás su disco menos comercial en mi opinión.
Aunque canciones nuevas como “So What”, “Smile”, “Row” o la que da título al disco, funcionan muy bien en directo. Está claro que al grueso de los allí congregados lo que más les emociono fueron (como no) “On My Mind”, “Time Time Time” y temas de su disco anterior “Tiny Telephone” como “Do It” (de las más celebradas) o “She”.
Se nota cuando una banda traspasa la frontera de los fans que quieren música para saltar o bailar, la banda Toledana escogió para el final su lado más Folk en detrimento de su parte más eléctrica y a nadie pareció importarle. Concierto casi perfecto en todos los aspectos, el sonido impecable, de todos es sabido la persistencia de la banda en mirar todos los detalles en lo referente a las cuestiones técnicas.
No hay duda, los Drivers por derecho propio hoy día pertenecen a la división de honor del pop nacional, y pese a quien pese ya han escrito un capitulo magnifico en la historia musical de este país.
Un año más el Purple ha demostrado ser un festival con vida propia, y que es mucho más que conciertos. Pero eso ya…es otra historia.