Rayo – Turbocapitalismo 3000 (Alafonte)
Rayo sale de la oscuridad tenue de su primer álbum y abraza cierto eclecticismo en este Turbocapitalismo 3000 que bebe directamente de mucha parte de la música independiente, la de verdad, de este país. Si digo que sale de las tinieblas es porque el ahora trío se ha encontrado con cierta luz, y no solo metafórica. Han decidido poner todos sus referentes estilísticos, adquiridos o voluntarios, en un sustrato que va aflorando a medida que uno rasque más o menos.
“Desafío total” reivindica ese sonido de producción tan conocido y popular en aquella época dorada de los grupos independientes, aquellos que procesaban el ruidismo y el shoegaze para mayor gloria de la lírica pop. Adelantándonos al orden, “Mienten casi todas las palabras” deambula también por esos terrenos, por lo que la línea estilística no es nada casual. ¿Podría mejorarse la intención con un resultado quizá algo menos forzado en lo vocal? Pues sí, pero también podría hundirse en la autocomplacencia y la monotonía de la espiral pop, y no ocurre.
Si hay una pieza de este Turbocapitalismo 3000 donde ese sustrato que mencionaba se vuelve prácticamente tan visible que podría vincularse con el devenir de la banda es ese “Neones”, una propuesta que indica el buen momento de la instrumentación, incluyendo esa sección rítmica a la que no importa experimentar hasta el límite el raca raca y que construye ese mundo tan rayista y de necesario mantenimiento.
“Instrucciones de resistencia”, con su estructura electrónica, abre el camino a una percusión marcada, la misma que construye el ruidismo noise de “Deva” a golpe de marcialidad y distorsión, creando una ventana en la que podemos percibir con más evidencia esa continuidad que enlaza con sus primeros trabajos, pero resaltando mucho más la faceta radical del sonido.
Se intenta con más o menos fortuna trazar una estructura pop que, entiendo, existe en el debe de la banda. Y así intuyo que se refleja en ese “Bella Kali”, a la que, incluso, se le barniza con toques populares y de raíz. Además, si no, ¿cómo entenderíamos la inclusión de esas voces y guitarra, al igual que las de “Usted estuvo aquí”, en este compendio más cercano a la filosofía noise pop?
Suele pasar más a menudo de lo que podría parecer, pero muchos álbumes pecan de incluir más piezas de las que conceptualmente pueden engarzar. Tal es el caso también de este elepé, que con ese final llamado “Saturno devora a su hijo” varía demasiado el hilo conductor en lo estilístico, aunque presenta esa variedad casi imprescindible para demostrar la evolución de un grupo que mira todas las versiones de una misma historia.