Recordamos la trayectoria de Supertramp ante la visita de Roger Hodgson
Roger Hodgson comienza este Julio 2017 su habitual tour por España, algo que acontece desde hace 11 años. En esta ocasión, junto con sus actuales y virtuosos colaboradores, el legendario intérprete ofrecerá varios conciertos durante el periodo estival que arrancarán mañana mismo en Madrid (11 de Julio), y seguirán por Barcelona (12 de Julio), Sant Cugat (13 de Julio), Cambrils (11 de Agosto) Laredo (13 de Agosto) y Vigo (14 de Agosto), dentro de su gira global por el Viejo Continente. Puedes adquirir las entradas para cualquiera de sus conciertos en este enlace.
Hodgson, que lleva 15 años sin componer nuevos temas, presumiblemente, tocará en nuestras ciudades los añejos hits de su ex-banda madre. Precisamente el vocalista de Portsmouth ha ido repitiendo declaraciones recientemente, en algún medio, acerca del sempiterno “Caso Supertramp”. Como John Lennon y Paul McCartney, es sabido que el histórico dúo de compositores Roger Hodgson y Rick Davies, durante los años 70, signaban las canciones de Supertramp juntos pero se percibía cristalinamente qué melodía era de cada cual. En realidad, nunca hubo excesiva química personal entre ambos, ya desde siempre, al resultar seres totalmente opuestos. De tal modo que todo supuso una mayúscula pugna artística y psicológica por el liderazgo del grupo en la citada franja temporal.
Sin embargo, esa contienda fue algo que al principio benefició enormemente al conjunto del proyecto. Gracias a esa competición de los dos ases tan distintos entre sí, los discos exitosos, cualitativos y deslumbrantes se iban sucediendo como Crime of the Century (1974), Crisis? what crisis? (1975), Even in the quietest moments (1977) y su pico comercial, Breakfast in America (1979). A nivel de composición, el máximo instante en que la dupla Hodgson/Davies acercaron ideas y tuvieron interacción de fabulosas colaboraciones vocales, quizás pudo ser con las espectaculares “Rudy”, “Dreamer”, “School” , “Just a normal day” o “Child of Vision”, por ejemplo, entre esos años 74 y 79. El necesario contrapunto vocal entre el tándem firmante les catapultó al meteórico ascenso grupal.
Dentro del impoluto “sofisti-rock” de la banda, por lo general las creaciones de Roger eran más vistosas, coloridas y populares, pero las de Rick eran más enigmáticas, blueseras y explorables (las canciones y la voz de Davies me parecen de tanta calidad y particularidad como las de Hodgson). Justo a partir de todos aquellos inigualables álbumes que además, paradójicamente, les hicieron “morir de éxito”, los dos cabecillas ya no pudieron compatibilizar por más tiempo sus diferentes prismas de todo tipo.
Se alegó siempre que los itinerarios artísticos (también personales e ideológicos) de Rick y Roger se habían ido distanciando, lentamente y cada vez más, durante la etapa setentera hasta llegar a 1983, donde ya antes la grabación de Famous Last Words (1982) había resultado extremadamente problemática. La rentable rivalidad compositiva se volvió, entonces, contraproducente.
Yendo bastante a contracorriente, hay que reivindicar que Rick Davies siempre resultó la verdadera alma de Supertramp y no Roger, como siempre se le asignó a este último de manera sobre-promocionada (¡incluso por él mismo!). El guitarrista fue, insisto, la súper-estrella, el de los himnos más aclamados y accesibles (también excepcionales, por supuesto), pero fue el propio Davies fue quien fundó la banda, quien fichó a Roger en 1969 (tras audiciones a cientos de músicos) y fue precisamente Rick el único componente original que permaneció desde los comienzos del grupo, fielmente, hasta el final. Davies (el cual hoy día, por cierto, parece haberse retirado tras su importante dolencia de 2015) es el propietario de la marca comercial “Supertramp” y, en el fondo, el Gran Jefe, el motor estabilizador, el creador del invento, el tímido genio oculto. Sin él, el combo inglés seguramente se hubiera disuelto ya en ese 1983.
Una refracción de mi razonamiento la expresó el propio saxofonista John A. Halliwell, el cual declaró ya, en el citado punto de inflexión del 83 durante la gira de despedida de Hodgson, acerca de que éste componía siempre las canciones para sí mismo pero que Rick las componía siempre al servicio de la banda.
Opino que desde que Roger se estableció como solista, nada volvió a ser lo mismo ni para el propio artista británico ni para los propios Supertramp. Fue un instante clave en la Cronología del Rock.
Los “supervagabundos” , siguieron cimentando bastante buenos discos entre 1985 y 2002 (aunque solo fueron cuatro de estudio) y aunque no atraparon la perfección de sus aclamadas obras maestras setenteras, sí que con notables álbumes como, por ejemplo, Brother where you bound (1985) o Some things never change (1997) demostraron que aún tenían argumentos sólidos que ofrecer. Desafortunadamente, peor le fue al propio Hodgson en sus álbumes en solitario ya que, a pesar de mantenerse relativamente digno en los 80, a partir de ahí su carrera descendió ostensiblemente en calidad y creatividad en los 90 y más allá. Además, en ocasiones, calcaba cronológicamente los movimientos de sus antiguos compinches en cuestión de lanzamiento de discos. Como guinda incluso mucha gente ni recordaba el nombre de Roger durante estos periodos de “solo-tramp”.
Después de ese momento, han sido varios los acercamientos de reunificación en 1993, 2005 ó 2010 donde parecía que Rick y Roger estaban a punto de ponerse de acuerdo pero finalmente la cosa quedó frustrada, por desgracia. Después de los tres malogrados cónclaves, Davies y Hodgson expusieron cada uno sus razones, culpándose mutuamente en diversas manifestaciones públicas. Sería demasiado largo exponer todo este rosario verbal aquí pero básicamente, un voluble Hodgson se quejó ya en 1983 de que no se sentía nada respaldado por los otros cuatro miembros de Supertramp así que abandonó la banda. Davies se defendió luego en alguna ocasión, alegando que él mismo y sus otros tres compañeros, el bajista Dougie Thomson, el saxofonista John Halliwell y el batería Bob C. Benberg, quedaron abatidos por la ruptura e hicieron todo lo posible para retener a Roger en el grupo, durante el controvertido 83. La familia de uno y Sue, la esposa-manager del otro, también influyeron en los abismos vitales que se fueron formando entre ambos astros en la cumbre.
Un ejemplo de este fuego cruzado aconteció en 2010, cuando Roger también aseguró que Davies y él siempre tuvieron un acuerdo verbal sobre que Supertramp no interpretara en directo las canciones de Hodgson, pero un confiado Rick volvió a defenderse afirmando que, aunque lo hablaron, nunca alcanzaron ningún acuerdo de palabra y que, legalmente y con contrato en mano, Supertramp podía tocar la canción que deseara compuesta por Davies/Hodgson. Ésta fue una circunstancia que ya arrancó en 1988, con Mark Hart como meritorio buen sustituto para tal espinoso encargo, durante las giras.
Además hacia 1987 el guitarrista de voz aguda se cambió de gestora de derechos de autor lo que debió enfurecer al barbudo pianista de Swindon, el cual quiso amarrar las multimillonarias ganancias de las antiguas canciones del grupo. Por si fuera poco, los propios John Halliwell, Dougie Thomson y Bob C. Benberg, a favor de Rick en 1983, luego demandaron al mismo Davies en 2005 por los derechos de explotación de los discos del fértil periodo 74-83. Aunque después los cuatro (siempre sin Hodgson) reactivarían ocasionalmente Supertramp en la gira del 40 aniversario, en el mentado 2010.
Después de todas las citadas guerrillas entristecedoras (muy similares a las de Roger Waters y Pink Floyd) en las que todos (miembros y fans) hemos perdido, parece que las escasas posibilidades de volver a unir a la banda desaparecieron definitivamente. Sin embargo, parafraseando a Bogart siempre nos quedará París 1980 (considerado el mejor directo y resumen del rutilante discurrir de Supertramp en los 70) y todos sus míticos álbumes del quinteto en su época dorada; algo que les convirtió en una de la bandas más destacadas e inimitables de la Historia del Rock, sin ningun atisbo de duda.
Para finalizar, aquí puedes escuchar, a través de Spotify, algunas canciones que es muy posible que suenen en los conciertos de Roger Hodgson.
Fantástica puesta al día, con motivo de la énesima visita del guitarrista de la voz aguda, de la complicada relación entre la genial dupla compositiva Davies/Hodgson, que dió pie a un sonido único en los años setenta, que no sido igualado desde entonces. El pop sinfónico de Supertramp, dejó, como reza uno de los álbumes de su etapa primigenia, una estampa indeleble de elegancia de entre los movimientos musicales que imperaban en la época y los que surgirían en los años venideros. Gracias, Txus Iglesias, por tu aproximación al quid de la cuestión, y por recordarnos con acierto, el antes, el ENTONCES (1974-1982), y el después de esta banda tan recordada por tanta gente. Un saludo a l@s lector@s de Muzikalizia.
Muchas gracias a F. Xavier Gállego, autor del libro «Los premios Grammy 1958 -1982», por su amable comentario hacia mi artículo, incluso haciendo un guiño por su parte a ese muy buen disco que es «Indelibly Stamped» de 1971 de los propios Supertramp y también fabuloso resultó su debut homónimo de portada de la rosa (1970). Efectivamente tampoco se debe olvidar esos dos primeros excelentes trabajos aunque no estuvieran tan estilizados ni fueran tan complejos como obras posteriores, con Hodgson y Davies ya de líderes y aún acompañados por otra gente de calidad como Richard Palmer, Robert Millar, Frank Farrell ,etc.
Gracias también a Manuel Pinazo y a Fidel Oltra por la edición en MZK y un saludo para los fans de la inigualable banda británica, que espero disfruten viendo a Hodgson en su gira veraniega por España este 2017.
Muchas gracias, Txus Iglesias, por tus siempre interesantes apostillas y por tu muy amable comentario. Recibe un cordial saludo.