Robert Ellis – The lights of the chemical plant (New West Records)
Salido de un mundo lleno de folk y country, Robert Ellis da vida a un evocador disco que mezcla ambos estilos musicales: The Lights from the Chemical Plant, en el que todo está perfectamente en su sitio y en el que Ellis derrocha una sensibilidad inmensa. Éste es su tercer disco después de su debut con The Great Re Arranger (2009) y Photographs (2011). Ellis no pide actos de adhesión al country, sino que simplemente ofrece once piezas que van de lo más luminoso, a lo más triste con una voz que todo lo recorre y unos arreglos muy conseguidos. Accesible. Muy accesible. «I want this record to be more about the Paul Simons and the Randy Newmans and the other half of my ubbringing, wich is very much rooted in pop«, dijo el cantante sobre este disco a Rolling Stone.
«TV Song» es una de las mejores piezas con un corte entre el country y el pop más melódico. Ellis viaja más allá de la música para describirnos como ama ver su televisión y convertirse en un «gun fighter», un «bull rider» o un «captain of some pirate ship at sea». Su estribillo es inmenso como lo es el de «Chemical plant». «The lights from de chemical plant», canta Ellis una y otra vez, con una melodía en el que uno es capaz de vislumbrar esas luces de la planta.
Tras flirtear con el rock en «Good Intentions», arranca la parte más melancólica -y en algunos momentos ñoña-: «Steady as the rising sun» o «Bottle of wine» son canciones preciosas, muy melódicas, pero a la vez excesivamente previsibles a diferencias de otras del mismo estilo como la canción de amor -o desamor- «Tour song», que cierra el álbum. The Lights from the Chemical Plant presenta temas más memorables y con mayor intención como la rítmica y viajera «Pride» -otra de las mejores obras del trabajo-, la intensa «Only lies» o la animada y 100% country «Sing Along», un tema difícil de olvidar y no tararear.
Robert Ellis y su tercera obra brinda una gran oportunidad para tantear e incluso adentrarse en el mundo del country. El viaje vale la pena.