Discos

Ronin – Bruto Minore (Black Candy Records)

Antes de nada se debe explicar, fugazmente, a los lectores de Muzikalia la cronología del grupo italiano Ronin.

El ex-batería del grupo Wolfango, Bruno Dorella, decidió montar una nueva banda, en 1998, con influencias de las bandas sonoras de Ennio Morricone y también con una tendencia a la música folk mediterránea. Después de un primer EP homónimo y de avanzadilla, en 2002, vino ya su primer LP en 2004 (Ghost Records), llamado igualmente como ese samurai sin dueño en el periodo feudal de Japón.

Después, con la misma discográfica, aparecen Lemming (2007) y L’ultimo Re (2009). Entre medias, en 2008, Ronin puso su Arte al servicio del documental Vogliamo anche le rose (Rhino Records). La siguiente remesa de discos fueron Fenice (2012) y Adagio Furioso (2014), ambos con Santeria/Tannen Records

Después de 3 EPs más (Stalingrad, I see them y Uyuni) y varias intervenciones en películas, nos llegó su sexto álbum largo, Bruto Minore, a finales de 2019 y ya bajo el auspicio de la compañía Black Candy Records. La frase titular se basa en un poema de Giacomo Leopardi sobre un monólogo del asesino de Julio César, o sea Brutus, además del tono musical “menor” (muy habitual en el sonido de los propios Ronin); donde ambas palabras juntas tienen la intención de provocar un contraste de términos entre la bestialidad y la fragilidad.

Al citado cerebro de todas las maniobras del combo, es decir, el compositor Bruno Dorella (guitarra), se le han sumado para la ocasión Nicola Manzan (guitarra y violín), Roberto Villa (bajo y clarinete) y Alessandro Vagnoni (batería).

Si en anteriores obras de Ronin había muy poco espacio para vocalistas, en esta ocasión aún menos ya que todo el minutaje de Bruto Minore es completamente instrumental y se dirige hacia una laberíntica mezcolanza entre el pop de cámara, la música clásica o de filmes, el folk, las texturas tradicionales italianas e incluso injertos de rock sinfónico. Ecos de anteriores siglos recibiendo una pincelada de modernidad, en una palabra.

De tal modo, dicho cuarteto de intérpretes transalpinos grabó el disco en analógico y en directo (casi en su totalidad ésto segundo) para tratar de conquistar pequeños mundos auditivos como el cambiante arranque folk-rock “Capriccio”,  delicada y agresiva a la vez; donde la guitarra eléctrica y el violín se baten en duelo. Continúa “Oregon”, la cual se mueve por compases medievalescos más alegres y ligeros. Se aposentan, ostensiblemente, las barrocas aguas, en “Bryson” y en “Ambush”, aunque en esta segunda el marcial ritmo del tambor ofrece un aislado contrapunto de tensión. Por su parte, la titular “Bruto minore” te retorna a trotes más nerviosos y de mayor rugosidad intencionada.

“Scherzo cuasi maggiore”  y “Scherzo” forman, en realidad, una sola, bonita y animada pieza, donde las guitarras de Bruno Dorella y Nicola Manzan avanzan, sólidamente, de la mano. La tonalidad próxima al jazz-fusión de “Wicked” te introduce en ambientes más enigmáticos e hipnóticos pero siempre sin extraviar la cuidada estética de creaciones anteriores. La bastante fúnebre “Tuvan internationale”, es una versión de la original del grupo mongol Huun Huur Tu y es que a Bruno Dorella siempre le encantó este tema y deseaba hacer dicho “cover” para este LP.

En definitiva, una fascinante y no demasiado clasificable propuesta la de Ronin, donde es aconsejable que el oyente acuda a la llamada con la mente abierta a sensaciones musicales de muchos tipos, antes de cruzar hacia el mosaico propuesto por esta exploratoria banda de Milán.

Escucha Ronin – Bruto Minore

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