Salto – Salto (Autoeditado)
No recuerdo un debut como este en los últimos veinticinco años. O más. Germán Salto, melómano por encima de todo, al que la vida le cambió a los trece años cuando su tío le regaló el Sticky Fingers de los Rolling Stones, se ha decidido a grabar sus canciones bajo su propio nombre con la compañía de unos cuantos amigos. Para ello ha optado por la vía del crowdfunding para la financiación del proyecto, y por Ramiro Nieto y Martí Perarnau para encargarse de la producción.
Salto incluye diez canciones que no llegan a los 35 minutos de duración total. Diez cortes que te trasladan a tiempos pasados, a escenarios clásicos, atemporales y soberbios. Estamos ante un trabajo impecable que bebe de los Beatles, Dylan, Beach Boys, Big Star o Jayhawks de una forma exageradamente atrevida, tanto que, por momentos, el álbum descoloca. También de los Kinks: las maravillosas progresiones de acordes de «Waterloo sunset» se escuchan varias veces a lo largo del disco. Hablamos de nombres mayores, lo que deja el listón a una altura enorme, muy difícil de igualar. Un trabajo cálido, con muchos matices y donde las armonías vocales alcanzan cotas poco conocidas en España.
Germán Salto se mueve con igual destreza en todos los terrenos, con fenomenales resultados tanto cuando pisa más el acelerador y se acerca al rock («Ernie the falconer») como cuando levanta el pie y se aproxima más al folk o se pone en plan acústico («Monster» y «Lonesome bird», los temas que abren y cierran, respectivamente, el disco); lo borda igual haciendo homenajes a sus queridos Beatles («Girl», «S.O.S.») como a los Beach Boys («Walter Freeman»).
Estaremos atentos a ver qué nos depara la próxima entrega en formato largo, muy atentos. Por el momento, un nuevo single («Signs») acaba de ser publicado en formato digital. Y a partir de febrero, presentaciones en directo. Poco más que añadir. Sin duda, el debut nacional más destacado de 2015.