Sam Burton – Dear Departed (Partisan Records)
Una tierra anaranjada bordea un cielo azul en el que Sam Burton es inmortalizado con el objetivo desenfocado. Burton se siente en tránsito, a medio camino de ningún sitio e intentando dar sentido a su existencia de nuevo. Retornar a tus orígenes es una forma que muchos buscan para ligarse a algo, pero otros deciden, como él, dejar su California natal y renacer, al menos como músico, en Utah, en donde estuvo ayudando a un amigo a rehabilitar su casa de campo. Es pues una bonita metáfora de alguien que, mediante el trabajo manual consigue restaurar un espacio material y a la vez -y en su caso en particular- mental, sensorial, o vital en definitiva.
¿A alguien le sorprende que la música actual tire del pastiche retro? A nadie. Creo que habría que diferenciar entre los que copian sin más, y los que se esfuerzan por modelar unas sonoridades que describan estados de ánimo, una forma de reencontrar(se) con el pasado mediante una especie de viaje chamánico. Eso es lo que, en mi opinión, hace el angelino Sam Burton con sus canciones. Este segundo disco Dear Departed (Partisan Records, 2023) es un precioso disco lleno de resonancias a un pasado pretérito, millones de veces recuperado, pero que en buenas manos siempre es un placer insistir en volver a escuchar la aleación de los elementos en perfecta armonía ¿Llegará un día en que estos esquemas se agoten? Es probable pero mientras esto pase no le demos vueltas al asunto, y disfrutemos de unas melodías mayúsculas apoyadas por una excelsa producción de Jonathan Wilson (otro artista que mira el pasado sin ira).
Y es que es difícil no sentir un temblor de emoción oyendo cómo Burton hace requiebros de voz preciosos en el tema de inicio “Pale Blue Night” que es un guiño a las maravillas que hacía Nilsson, un artista al que siempre tenemos que reverenciar. Los arreglos de cuerda son pura ambrosía para los oídos como en “I Don’t Blame You”, reforzando la idea de que Bill Fay es otro clásico al que acudir para no defallecer nunca.
La indolente “Long Way Around” tiene el perfume de Laurel Canyon y de Fred Neil, “Maria” o “My Love” son la perfecta banda sonora mientras anochece, y acaba este precioso viaje al pasado con “A Place To Stay” con guiños a Lou Reed y su “Walk On The Wild Side” -en esos primeros acordes- para bifurcarse por el country a lo Neil Young setentero.