Discos

Serpentina – Blancamañana (Annika)

Cuesta creer que este sea su primer disco. Cuesta creer que este álbum mágico, nostálgico, inquietante, glorioso…, haya sido confundido por muchos con un ejercicio de estilo petulante realizado por unos Belle & Sebastián de tercera. Nada más lejos de la realidad. La ingenuidad es un valor en receso. A ello han contribuido muchas bandas estúpidas que la han utilizado para reírse de los demás o en el mejor de los casos de si mismos Serpentina han dado un golpe sobre la mesa y han destrozado todos los tópicos que se le atribuyen a la mayoría de bandas estatales. Claro que manejan referencias; ¿quién no lo hace hoy en día?. Pero en su caso, el horizonte se sitúa en un lugar poco transitado. No parece precisamente una estrategia comercial recuperar el legado de la etapa más depresiva de Brian Wilson y los Big Star del Sister Lovers, remontándose incluso al doo wop de los años cuarenta y cincuenta. Todo ello se plasma en una sucesión de arreglos vocales y orquestales que surcan el disco desde el principio hasta el final.

“Un Ratito”, la primera canción, nos invita al sueño y la evanescencia de un álbum fuera de lo normal. ¿Es un ejercicio nostálgico de vuelta a la infancia, o un llanto poblado de imágenes terribles? Probablemente ambas cosas. Y es que en su intento de escapar de la depresión, Blancamañana va dejando pequeños rastros de dolor en piezas de una aparente superficialidad como “Dibujos Animados”; siembra la angustia con relativa ingenuidad (“Rose Marie”) y nos previene del agujero sin fondo que es el mundo fuera de los sueños, la vida real.

No es menos cierto que temas como “Love Songs” o “El Apartamento” no están a la altura del resto y bajan un poco la media. Obviando estos lastres minimizados de su debut, la realidad es de lo más prometedora; aunque Serpentina prefieran escapar de ella.

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