Soleá Morente presenta cortometraje para avanzar dos canciones más
Soleá Morente regresa con el sucesor de su exitoso Lo Que Te Falta (2020), en el que se ha rodeaba de buena parte de la plana mayor de la escena indie, como J (Los Planetas), David Rodríguez (La Estrella de David) y Ana Fernández-Villaverde (La Bien Querida) que componían y tocaban junto a algunos de los colaboradores habituales de Soleá.
Ahora, apenas un año después, llega Aurora Y Enrique, Un disco compuesto completamente por ella y producido por Manuel Cabezalí. Una delicada colección de canciones de shoegazing y pop ambiental, que según nos avanza su nota promocional, igual nos puede retrotraer a The Cure que a Beach House, a Camilo Sesto o Cecilia, a Cigarettes After Sex, The War On Drugs o Sufjan Stevens.
Tras canciones como «Iba a decírtelo» llega un último avance, que no es una canción, sino dos. Y no es un videoclip. Al menos no al uso. Jonás Trueba, el reputado director español se fue a casa de Aurora Carbonell a registrar el momento en que Soleá le cuenta a su madre cual va a ser el nombre del disco, y le enseña las dos primeras canciones ya terminadas del todo: una que lleva su nombre, “Aurora”, y la segunda, con la que va enlazada, “Ayer”. La música de “Aurora” desemboca en “Ayer”. Su delicadeza, la profunda melancolía de una canción que se acerca al shoegazing entre arreglos cristalinos y evocaciones, que sabe que lo que quiere es estremecer al oyente.
El propio Jonás describe su experiencia con estas palabras: “Soleá me propuso hacer algo con “Ayer”, una canción que adoré desde el primer momento; pero al escuchar “Aurora”, la canción que la precede en el disco, entendí que había una conexión tan fuerte entre ellas, en cómo se funden la una en la otra, que no iba a ser yo quien las separase. Son dos canciones de amor, entre Aurora y Enrique, entre Enrique y Soleá, y, finalmente, entre Soleá y Aurora… Canciones sobre la transmisión del amor y sobre la transmisión de la música y el cante. Por eso quería que se escucharan de forma tranquila, sin imágenes ilustrativas. No se trataba de interpretar o recrear las canciones sino de profundizar en su escucha, y hacerlo con ellas, las dos protagonistas, a través de sus cuerpos, de sus miradas y sus gestos, con el pudor y el vértigo de escucharse a una misma, con las contradicciones internas cuando hemos parido una nueva criatura y la miramos a los ojos; cuando buscamos la aprobación de los seres queridos y en la incertidumbre ante lo que vayan a decirnos… Poner todas estas cosas en juego, frente a una cámara de cine, no era nada fácil para ellas. Les estoy muy agradecido por dejarme entrar en su casa, por regalarme un rato de verdadera emoción y dejarme capturarla. Gracias también a Enrique Morente, que estuvo presente en todo momento, velando por ellas y por los que seguimos aquí, buscando nuestro camino”.