SOS 4.8 2011 Asistimos a una nueva edición del festival murciano
(fotos: Laboratorio Clandestino + Pilar Lisbona)
Intro
Son contradictorias las sensaciones que me invaden al enfrentarme al folio en blanco para relatar tras unos días de reflexión y resaca (musical) lo que sucedió el pasado viernes 6 y sábado 7 de Mayo, en el recinto “la finca” adyacente al auditorio Victor Villegas de Murica.
Y es que si por una parte me es inevitable recordar y destacar la incontestable, fulgurante y creciente trayectoria que desde su inicio en 2008 el festival ha tenido, basada en todo momento en la accesibilidad de sus precios y en los carteles cargados de exitosos grupos (por allí pasaron Franz Ferdinand, Chemical Brothers, PJ Harvey, Keane o Madness, sin olvidar las constantes cabezas de cartel de este año), por la otra, y desde la experiencia que poco a poco me van dando la asistencia a diferentes festivales, me da rabia y me resulta amargo y poco agradable recordar, incluso tras el paso de los días, que no pudimos retransmitir el festival vía Twitter al encontrarse colapsadas tanto las redes wifi, 3G, como telefónicas desde las ocho de la tarde, las excesivas aglomeraciones en los escenarios, las colas, el desorden en los accesos y los campings, y un cierto aroma a “esto nos ha venido grande” o “el entorno se nos ha quedado pequeño” ( como cada uno lo quiera entender.)
Está claro que 40.000 personas cada uno de los días son muchas personas, y quizá esa rotunda apuesta que hicieron por un cartel cargado de estrellas, y por dar un paso al frente para convertirse sin lugar a duda en uno de los festivales referencia para el público nacional (agradable sensación esa de escuchar tu idioma alrededor), se podría haber visto acompañado de un mayor dimensionamiento de los escenario, o incluso de una programación algo más depurada.
Dejando al margen estas ligeras (aunque importantes) mejoras pendientes, creo que en lo musical el festival no pudo defraudar a ninguno de los asistentes. Por supuesto que no todas las estrellas brillaron con la misma luz, y quizá incluso más de uno se vio sorprendido por sombras inesperadas como los previsibles Kooks, unos suaves Editors, o unos monótonos MGMT, pero seguro que a cambio recibieron momentos inolvidables como la bienvenida de Manel, el recital de Patti Smith (con la inesperada presencia de Antonio Luque en “people have the power”), el más “festivalero” concierto del festival (valga la redundancia) de Two Door Cinema Club, los bailes con chaqueta luminosa de Nic Offer, la vuelta de Suede, o la memorable pinchada de DJ Amable.
En definitiva, luces y sombras que al fin y al cabo son las que hacen grande a un festival, pues son precisamente esas críticas entre el público, esos chascarrillos después de cada concierto, esas caras de sorpresa al descubrir un grupo genial, o los bostezos de muchos viendo al que creían “su grupo favorito” los que hacen madurar y ganar adeptos a un festival, consiguiendo la buscada “mitiquez”.
El SOS 4.8 Estrella Levante, de seguir así, sin duda que lo conseguirá.
Viernes 6
Comenzaba el viernes con el estrés que siempre supone el viaje desde Madrid con tráfico, la incertidumbre de no saber si habrá sitio donde dormir, y el cielo oscuro amenazando lluvia (que finalmente se apiadaría en forma de unas pocas gotas de gran diámetro). Alboroto en las inmediaciones de la entrada, diversos botellones que se veían desplazados al otro lado del río, colas en la en las entradas, y carreras frenéticas y desorientadas que sin demasiada reflexión dirigían a una inmensa mayoría hacia el escenario Estrella Levante, ocupado a esas horas por los Kooks, mientras una minoría, sin duda más calmada, prefería dar un giro hacia la izquierda, y quedarse en el escondido escenario Jägermesiter, disfrutando de las románticas, dulces, y emotivas melodías de Manel, acompañadas por un levantino atardecer, y la brisa mediterránea.
Y puedo confirmar que fue sin duda acertada la decisión de los que poco a poco terminaron llenando el concierto de Manel, pues cuando al cabo de un rato me acerqué a ver la recta final de los Kooks, su directo no hizo otra cosa que confirmar la monotonía que me produjo su segundo largo, Konk. Un directo que fue un querer y no poder, donde las canciones de su primer disco sonaban ya a rayadas, y las nuevas a copias baratas de un gran disco de debut, que la joven banda parece incapaz superar.
Una vez oscurecido, la noche daba paso a las primeras dudas, y es que quedó claro que para el público nacional tan cabeza de cartel es el francés Yann Tiersen, como los gallegos, Triángulo de Amor Bizarro, y a juzgar por la asistencia, y por el sonido, que pude escuchar de lejos, quizá no hubiese pasado nada si el espectáculo de punk contundente y estridente que alborotó y enloqueció a las masas se hubiese situado en el escenario Estrella Levante, para dejar los violines y las musicales canciones del de Amelie en el escenario pequeño, más apto para un público menos enfervorecido y sonidos más intimistas. En lo musical, no seré yo para nada quien critique el concierto de Tiersen, pero he de decir que sin duda que poco tuvo que ver con el que este invierno diese en La Riviera madrileña. Cargado de orquestación, y muy centrado en el sonido de guitarras y violines, el concierto basado en su último disco Dust Lane, fue algo así como la versión instrumental de sus canciones, eso sí ¡vaya versiones estremecedoras!
Se adentraba la noche, y los espíritus cada vez más alegres se separaban esta vez sí que de manera heterogénea unos hacia la “congregación de hermanos” que siempre supone un concierto de los melenudos Arizona Baby (que según fuentes fidedignas, consiguieron una vez más que de la mano de dos guitarras y una caja ardiese el escenario como si de un Saloon del lejano oeste se tratase) y otros, algo más recatados, hacia la expectación que producía la presentación de los nuevos temas de Vetusta Morla, y que como era de esperar, convirtió el concierto de los madrileños, en un entrenamiento cronometrado, donde con altibajos el público disfrutó desmesuradamente con las rodadas canciones de su primer disco, y se quedó con ganas de más en los temas de Mapas, del que se presiente que cuando esté rodado, saldrán sin duda éxitos de directo.
Pero la realidad es que donde estaba el concierto del momento a esas horas no era ni en un escenario ni en otro, sino en el Auditorio Mondo Sonoro, donde These New Puritans se encerraban junto a una orquesta de viento, un coro de niñas, y unos cuantos percusionistas enfurecidos, para hacer de Hidden una obra maestra orquestal, que recordaba a banda sonora de película de ciencia ficción, y que hizo temblar a todos los allí presentes que exaltados y enfervorecidos, convirtieron el auditorio en uno más de los escenarios. Matices, asonancias, tambores y temblores que te hacían retumbar el corazón y un tenebroso ambiente que sin duda lo convirtió en uno de los momentos del festival.
Fue sin duda el concierto de Two Door Cinema Club, el mejor remedio para el aturdimiento con el que salía la gente del auditorio, y es que el concierto del trío irlandés está sin duda en uno de los puestos de privilegio de todo el festival, pues el recital de sonidos, bailes, y canciones que dejaron sobre el escenario, serán difícil de olvidar para la marabunta de gente que colapsó el escenario Jägermeister. Al otro lado de la balanza, sin embargo, el esperadísimo concierto de MGMT, se convirtió en un espectáculo algo lineal y monótono que para nada alcanzó lo imaginado tras escuchar sus discos, ni el nivel esperado para ocupar el primetime del escenario Estrella Levante, siendo “Kids” posiblemente el único minuto de oro digno de destacar.
Para acabar la noche, Dim Mark, Trentemoller y We have band, fueron la música perfecta tanto para aquellos que decidieron tomarse un descanso saboreando los deliciosos manjares en forma de pizza o chorizo criollo que ofrecía el festival (para gustos, colores), y que sin duda sirvieron a gran parte del público para recobrar fuerzas, y terminar de darlo todo con la festivalera sesión (entendida al pie de la letra) de Dj Amable.
Sábado 7
Amanecía a las doce el sábado con viento, cielos encapotados, y largas colas desde la cuatro de la tarde para hacerse con una entrada para el concierto de Patti Smith en el auditorio Mondo Sonoro.
Tiempo que si fuiste uno de los que estuvo esperando, sabes de sobra que fue más que bien invertido pues lo de Patti, Lenni y Tony es algo que quedará para el recuerdo. Esa voz, esas canciones, esa sensibilidad que te ponía la piel de gallina, y que contrastaba con sus constantes escupitajos, para hacerte comprender que lo que allí se estaba viviendo era rock en estado puro, el rock de los orígenes, historia viva de la música. Dos guitarras y un bajo acústico en ocasiones sustituido por un piano, que fueron más que suficiente para que sobre las butcas del auditorio volasen clásicos como “because the night”, “dancing barefoot”, “people have the power” que contó con incrédula presencia de Antonio Luque (la cara más feliz que nunca vi a Sr.Chinarro) y una despedida insuperable de la mano del “Gloria” más potente que nunca imaginé, con gritos y ánimos para salvar el mundo y a favor de la juventud incluidos. Ha Patti le dio tiempo para todo, para la sensibilidad y el recuerdo emotivo a Seve Ballesteros, y para mostrar su cara más canalla consiguiendo un concierto que empezó muy bien, pero que acabó siendo una auténtica locura con la gente en pie y sin para de gritar y ovacionar cada una de sus canciones. Como bien decía al principio, un concierto inolvidable.
Por segunda vez consecutiva, la gente salía algo trastornada del auditorio, y aún con la luz del día se dirigían o bien hacia las barras para empezar a entonarse un poco a la espera del concierto de los White Lies, o bien hacia otro de esos conciertos “festivaleros” por escelencia, y que no fue otro que el de los hippies Hola a todo el mundo, que sorprendieron a todos los fans allí presentes con un repertorio con gran pesencia de sus nuevas canciones, ahora en castellano, y con un aire mucho más popero. Al más puro estilo woodstock, con banderas entre el público y sonidos que recuerdan a otra época, los madrileños encajaron a la perfección en esa hora del atardecer, con momentos como “a movement between these two” donde recordaron a todo el mundo cual es la esencia de un festival.
De nuevo inmersos en la vorágine de constantes cabezas de cartel, el final de White Lies, no me produjo ninguna sensación más allá de un directo potente y unas buenas canciones que tampoco quedarán grabadas en marmol, y que sirvieron de premonición para el concierto de Editors, uno de los más esperados por gran parte del público. Pero el cuarteto de Stafford, si bien no defraudó, pues su sonido fue exquisito, sus canciones excepcionales, y la voz Tom Smith tan oscura y penetrante como en sus discos, tampoco sorprendió, ni enloqueció a un público que llenaba el escenario Estrella Levante, pues ni la percusión, ni sus guitarras tan originales y cañeras, tuvieron la importancia que se merecen, dejando el concierto algo aguado, o al menos sin toda la pulpa que la gente esperaba.
Llegaba el momento de la noche, la vuelta de Suede colapasaba el escenario principal, dejando algo de lado el especatcular concierto que Everything Everything estaba dando, y lo cierto que desde el papel de nomuyfan de Suede, he de decir que por momentos los de Brett Anderson me conquistaron, no dando en ningún caso muestras de cansancio, o de vuelta por la pasta, sino que con el apoyo incondicional de un público totalmente volcado, y un Brett en plena segunda juventud, se fueron creciendo y olvidando su periodo de inactividad, dejando excpecionales momentos de música de la mano de clásicos como “beautiful ones”, “trash” o “saturday night” que hicieron que derrepente la vestimenta noventera de mucha parte del público, se convirtiese en más actual que nunca.
Sin la posibilidad de tomarse ni un respiro, comenzaba en el escenario Jägermesiter, el siempre recomendable concierto de !!!. Y es que si Nic Offer es espectacular en una sala de conciertos, ¿cómo iba a serlo en un festival?, pues espectacular al cuadrado, convirtiendo sin duda en uno de los momentos del fin de semana, ese en el que con las luces casi apagadas, Nic aparecía envuelto en una americana de luces, para enloquecer al público que ya sin apenas fuerzas, (pues muy pocos son capaces de mantener el ritmo del de Sacramento) siguió bailando sin parar de la mano de “Me and Giuliani Down by the Schoolyard”,“yadnus”, “must be the moon” o “all my heroes are weirdos”, que como en todos sus conciertos, y más allá del sonido, cumplieron los sueños de todos los allí presentes.
Para ir rematando el festival, los últimamente temidos por algunos Lori Meyers, llenaban el escenario Estrella Levante, y tranquilizaron en parte a sus fans más puristas, si bien no dando uno de esos conciertos memorables, guitarreros y sin descanso de su época de Viaje de estudios, tampoco uno basado en sus nuevas melodías más electricas y facilonas de Cuando el destino nos alcance. Así, para muchos, fue suficente con escuchar “ham´a´cuckoo” o “mujer esponja”, y desubrir que por lo menos, estos nuevos Lori Meyers parecen más fiables sobre el escenario de lo que lo fueron antaño, y con un directo y un sonido mucho más depurado consiguieron que ya muy entrados en la madrugada, la marabunta siguiese vibrando hasta el último momento.
Con el festival visto para sentecia, y personajes de todo tipo merodeando por las explanadas, The Zombie Kids y Tiga, pusieron el broche final a un festival, que si bien había tenido en el sábado uno de esos días frenéticos y memorables, cerró puntual a las seis de la mañana, dejando un sabor tan amargo como lo es el del famoso tema pachangero “el tiburón”, que fue lo último que se escuchó en el SOS Club by Ron Barceló, y que produjo el comprensible cabreo, y depeción por gran parte de los allí presentes.