Sr. Chinarro – El Bando Bueno (Mushroom Pillow)
Afirma Antonio Luque, dueño y señor absoluto de las andanzas sonoras de Sr. Chinarro, que cada nuevo disco no es más que el que existe entre el anterior y el siguiente. Al cabo de la consabida perorata, ya nada sorprendente, de que un álbum o colección de canciones es un reflejo de las circunstancias vitales, sociales o personales del autor en un momento dado, El Bando Bueno no podría ser descrito mejor por nadie que no fuese su propio responsable. Y así es, ya que el decimoséptimo disco oficial del músico sevillano es justamente lo que debe ser, otra vía de expresión con la que dar rienda suelta a las cosas que verdaderamente le importan, que en este caso nos deberían importar a muchos. Y contaríamos con los dedos de una sola mano los nombres de artistas con una carrera tan longeva en tiempo y espacio capaces de seguir escribiendo y componiendo a pleno rendimiento. Él lo consigue, y como repite una y otra vez ante tanto incrédulo, lo suyo no es promiscuidad –suele publicar disco cada dos años, una cifra dentro de la media- ni siquiera verborrea, sino pura necesidad creativa.
Tampoco debe resultar fácil elegir de nuevo diez canciones de entre la buena saca de ellas que debe tener en el disco duro. No me cabe la menor duda de que si se decidiera a publicar otro disco de maquetas, descartes, versiones alternativas o incluso tomas de directo le daría mínimo para otro álbum al año. Pero como se trata de concretar, ahora se decanta por un conjunto de temas heterogéneos, siempre auspiciados por su sello intransferible, en la que es su mejor colección desde el magnífico Perspectiva Caballera (2014). Dejando aparte su facilidad para acercarse a los ritmos más puramente raciales, léase la rumba o incluso la capa más superficial del flamenco, género del que no puede estar más alejado, aquí evidente en “Sábanas santas”, el tema con el que presentó el disco, el Chinarro del infausto 2020 resume a la perfección su trayectoria combinando cortes amables en apariencia pero devastadores en contenido como “Una famiglia reale”, un tema redondo con un nada casual título en italiano, con otros reducidos prácticamente a los huesos, como esa “Telaraña” en la que deja a un sintetizador adueñarse de la melodía y prescinde de la banda para darle más protagonismo a su voz y a la de Sandra Rubio, rescatada para los coros después de que fuese parte importante en la parte vocal de algunos de sus grandes discos. No olvida su conciencia ecológica y para ello se hace acompañar por otro de los mentores que lo empezaron a hacer realmente grande, el amigo J de Los Planetas, que lo dobla en el estribillo de “Planeta B”; tampoco deja de aferrarse a sus raíces geográficas y sentimentales, por mucho que haya emigrado en varias ocasiones y por varias razones, retratando al río Guadalquivir como la única “Depresión” que ha sufrido y habla del extraño influjo de la astronomía en “Escorpio”. Comenzar una canción con frases como “ni siquiera los cangrejos van hacia atrás” o “las mentiras con las que se cierran tratos son la base de la civilización” es una prueba más de que líricamente juega en una liga superior, y desde ese liderazgo se puede permitir escribir una radiografía irónica y certera de su propia carrera en “Arlequín” o lanzar dardos a esa parte de la audiencia que aún ignora que lo suyo es una profesión y que con el pan de tanta gente no se debe jugar, como hace en “Aplauso”, probablemente una de las mejores canciones de su última etapa. Para llevar todo a cabo se mueve en terrenos ya explorados pero ahora trasegados a conciencia, con guitarras más equilibradas, un buen número de melodías para enmarcar y un tino infalible para tornar la oscuridad de “No recuerdo” (la más “The Cure” del lote), por ejemplo, en una deliciosa letanía sobre la propia identidad, con otra línea para la memoria: “Somos carne de domesticación”.
Sin abundar demasiado en algo de lo que tantas veces hemos dejado constancia en estas páginas, la devoción personal por la música de Sr. Chinarro no debe confundir admiración con pleitesía. En este caso, y tras escuchar en bucle este disco durante varios días, ambos conceptos se entremezclan sin el menor asomo de conflicto, y sigo pensando que en este país de risa y de prisa nunca se valorará lo suficiente a talentos como el suyo. Nada sorprendente a estas alturas, pero si este es de verdad El Bando Bueno, aquí tiene a unos cuantos adeptos.
Escucha Sr. Chinarro – El Bando Bueno
Buena reseña
TELARAÑA temón
Aquà uno nuevo por la web pero me gustó lo que vÃ. Sin lugar a dudas estaré por estos lugares y me tomaré un buen rato para ojearlo todo. Gracias por crear este sitio. Saludos