Telekinesis – 12 Desperate Straight Lines (Morr Music)
Michael Benjamin Lerner, o lo que es lo mismo, Telekinesis, entregó hace un par de años un disco de debut alegre y optimista. Powerpop directo y sencillo con melodías luminosas que desbordaban alegría, diversión y anhelos. Se las prometía muy feliz, pero la frustración de una relación amorosa que acabó inesperadamente le llevó a coger sus bártulos, largarse a Berlín, encerrarse en un local de ensayo y dedicar horas y horas a olvidar… y a componer canciones.
Ya de vuelta a Seattle, se metió en el estudio, de nuevo con Chris Walla (Death Cab for Cutie), para dar forma a éste, su segundo largo, 12 Desperate Straight Lines, cuyo título es a la vez un pequeño guiño a la estancia de David Bowie en Berlín y el resumen perfecto de lo que encierra en el interior. Un disco que sigue manteniéndose en el camino del powerpop guitarrero y potente pero que se presenta más turbulento y complejo que el trabajo anterior. Un disco menos obvio en el que los temas recorren las distintas etapas del camino, tantas veces transitado antes por otros tantos artistas, del desamor: la rabia, la tristeza y finalmente la esperanza.
Es la rabia la que abre el disco, con los temas «You Turn Clear In The Sky», «Please Ask For Help» o «50 Ways»: letras furibundas, potencia y arrebatos de guitarra y batería. Sin parapás ni laralás pero manteniendo esa facilidad para los estribillos pegadizos. Sumido ya en la tristeza llegan «I Cannot Love You» o «Dirty Thing», aunque nadie espere canciones lentas y miseria: la aceptación de la pena no tiene por qué ser sinónimo de lamerse las heridas. Lerner sigue consiguiendo que movamos los pies aún cuando las letras hablen de desastres emocionales y juego sucio.
Además, en temas como «I Got You» o «Fever Chill» (personalmente, la mejor canción del disco), la tristeza toma la forma que le dio Weezer en el disco azul: distorsiones y riffs efectivos que de pronto paran para volver a estallar en atronadores clímax. Píldoras de pop que se acercan al sonido garage y que empiezan a ser característicos ya de la producción de Walla (que parece dar rienda suelta en sus proyectos como productor a toda la potencia desbocada que no se le permite en unos cada vez más acaramelados Death Cab for Cutie).
Pero tras «Patterns», la única concesión lenta que se da Lerner, llega el momento de reencontrarse, ahora sí, con esos característicos parapás en “Gotta Get It Right Now”. Rodeado de amigos, construye un tema de aires Beatles y estribillo coral, que entronca con aquel debut alegre y optimista que nos ponía a todos de buen humor. Parece que, después de todo, la luz sí que estaba al final de túnel. Y aunque haya sido doloroso para Michael Benjamin Lerner, no me queda otra que reconocer que la experiencia le ha sentado muy bien porque ha entregado un disco más evolucionado que el anterior: igual de adictivo pero con muchísima más chicha.