Templeton + Cosmen Adelaida – Neu! Club (Madrid)
Templeton presentaron ayer su flamente nuevo disco, El Murmullo. Tres años y un valiente paso hacia la autoedición (antes Subterfuge), han sido necesarios para que el segundo trabajo de un grupo que puede darse el lujo de tener a Brian Hunt y Betacam en segunda línea de escenario, vea por fin la luz. La inspiración de las nuevas canciones de los cántabros afincados en Madrid es clara, la música española de los sesenta, un ejercicio ya ensayado con éxito por Lori Meyers en Hostal Pimodán. Ambos discos parten de melodías que remiten a Los Brincos, acompañadas de ruido en el caso de los granadinos y de suntuosos arreglos en el de Templeton. Los primeros son más divertidos, y los segundos más preciosistas, pero quizás también demasiado lineales.
En concierto El Murmullo comienza como en el plástico (solo se ha editado en vinilo), con “Miércoles Capítulo” y una serie de canciones de evidente belleza pero faltas de punch (que pena que “El Cazador” sonara con tan poca voz). A pesar de que la música invita más a la mera contemplación que a otra cosa, el público recibe cada canción como si allí estuvieran los Black Keys presentando El Camino. “Las casas de verano y de invierno”, el hit de su primer trabajo aporta el ritmo que faltaba y sirve de antesala para dos de las canciones más bonitas que he oído en un lustro, “Mar Cantábrico” y “Los Días”.
Acompañadas en directo de dos violines y un chelo (lo que hacía siete instrumentos sobre el escenario), fueron sencillamente una delicia. “Miedo de verdad y en condiciones” es el final de un concierto que ya es una fiesta entre amigos, y “Brasil” y “Vestido de Blanco” sirven de bises entre bailes y congas (confirmo que no hubo barra libre).
Antes de todo esto calentaron la sala Cosmen Adelaida. Más sobrios que ocasiones anteriores, pero quizás también más precisos y sonando mejor que nunca, no me extrañaría nada que este verano organizaran una buena en cualquiera de los grandes festivales.