The Bats+Motel3 – La pequeña Bety (Madrid)
Más que buena tarde-noche de fútbol y música la que se vivió el pasado miércoles en La Pequeña Bety. Y es que si hasta las diez y media, el Barcelona hacía las delicias de los amantes al buen fútbol, consiguiendo su más que sonado triplete. Un minuto después, mientras la euforia se vivía a escasos trescientos metros en la fuente de la diosa cibeles, era Motel3, quien comenzaba a sonar, y a invadir los sótanos del local, de emocionantes acordes de guitarra, teloneando a los Neozelandeses The Bats.
Un previo de apenas media hora, que supo a poco, pero que sirvió para que Gorka y Jesús, mostrasen de nuevo la calidad de sus canciones, y la sensibilidad de sus melodías susurradas, revestidas de potentes y sentidos acordes de guitarras, interpretadas con tal delicadeza y sentimiento que es difícil no emocionarte mientras tu mente vuela por desiertos, incendios, o atardeceres en playas Hawaianas.
Apenas diez minutos después, salían a un cálido y cercano escenario los cuatro murciélagos, con el claro objetivo de continuar creando una velada agradable, tranquila y sentimental, a través de las canciones de su último álbum The Guilty Office aún imposible de conseguir en España.
Y a fe que lo consiguieron, por medio de su buena interpretación y sus muy buenas canciones. Pues pese a lo desconocido o novedoso que pueda parecer el cuarteto Neozelandés, se formó allá por el año 82 y en su gira europea están todas las grandes ciudades. Así que con certeza, que es esa experiencia y la veteranía de sus componentes, la que se notó encima del escenario, no sólo en su físico y en su clásica vestimenta folk, si no en la seguridad con la que tocaron, y la tranquilidad, confianza y calidad con la que poco a poco fueron desgranado sus cordiales y elegantes temas, cercanos a grupos como Lambchop, The Byrds o REM.
Un concierto excepcional, donde instrumentos y voces no pudieron sonar más nítidos y naturales. Una batería alegre, suave y matizada, un bajo bonachón y dos guitarras elegantes y precisas que junto a la extremadamente dulce, cálida y acogedora voz de Robert (y a los coros de Kaye) fueron los encargados de llenar el concierto de melodías muy variadas y divertidas, que hicieron las delicias de sus no pocos fans, y una presentación inmejorable para los que como yo, éramos novatos y desconocedores de la buena música de los tan simpáticos murciélagos.
En resumen, un descubrimiento tan agradable, que no pude evitar comprar los dos LP´s de los que disponían (The guilty office (2008) y At the nacional grid (2005) y que ahora, cada vez que suenan canciones como “Like wather in your hands” o “Castle lights” una sonrisa se me dibuja en la cara y no puedo hacer otra cosa, que invitar a todo el mundo a que los conozcan.