Discos

The Big Head Troubled Boy – Yellow (San Antonio)

Las primeras palabras que se me cruzan por la cabeza al escuchar Yellow de The Big Head Troubled Boy son: eléctrico, sincero, renovado, melancólico. La cantante Mia Salazar publica su tercer disco después del maravilloso San Antonio (2012) que se movía entre el folk-jazz y el indie alternativo con guitarras acústicas, contrabajo y percusión y de su primera obra Broken (2009). Aparcadas las acústicas, Salazar ha agarrado la guitarra eléctrica para buscar aquello que la define en este momento: un sonido más próximo al que se ofrece encima de los escenarios, más crudo. Mia Salazar es Yellow y Yellow es Mia Salazar, quien ha coproducido el disco junto a Alberto Pérez. Ésta es la primera vez que los catalanes The Big Head Troubled Boy han grabado en Barcelona, donde presentarán el disco el próximo 29 de junio en Apolo [2].

Yellow está formado por siete piezas de pop rock / indie rock muy intensas guiadas por la preciosa y sensual voz de Salazar. Su potencia se muestra ya en «Little love lost song», en la que la cantante pasa de los casi susurros a una melodía de voz mucho más alta. La música fluye y consigue atrapar. Pero es en el segundo tema «Will save us» donde uno se da definitivamente del cambio experimentado por el grupo por la presencia de sonidos eléctricos y de platos de batería no contenidos.

El hit de Yellow es la canción que da título al álbum. Un tema que comienza como un lamento de Salazar para explotar contenidamente en un estribillo redondo, atractivo. «Yellow» no es lineal como tampoco lo son el resto de piezas del disco como la preciosa «Stop de cars II», cuyo susurros emocionan y mucho. Pero no todo son eléctricas, ya que Salazar vuelve a mirar un poco hacia atrás con un interesante tema con instrumentos de cuerda al más puro estilo Eleanor Rigby de The Beatles. Su voz, de nuevo impecable.

Uno de los momentos más intensos del disco es «What I have», que va ascendiendo con Mia Salazar cantando acompañada sólo por su guitarra para cambiar el ritmo con unos potentes redobles de batería. Lo mejor del disco. Hay algo muy triste en «What I have» como si fuera el mejor canto a la soledad, pero también hay algo muy vital y auténtico en el estallido final. Un sentimiento que también está al final del disco con «Shoot me».

De nuevo, las mismas palabras: eléctrico, sincero, renovado, melancólico, al que se puede añadir enérgico. Todo ello para hacer referencia a uno de los mejores discos españoles del año. Sin ninguna duda.

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