The Divine Comedy (Teatro Nuevo Apolo) Madrid 09/03/22
El principal valor de The Divine Comedy es haber labrado una carrera tan personal al margen de modas y estilos, simplemente siguiendo el instinto del peculiar Neil Hannon. Hace pocos días le entrevistábamos y entre muchas otras cosas confesaba: «Para mí sería algo muy extraño buscar la popularidad. Si los nuevos oyentes vienen a mí es porque buscan algo muy diferente». Y así llevan treinta años, sabiendo exprimir esa innata vena melódica y plasmándola en un número incontestable de canciones con suficiente poso para perdurar en el tiempo. Prueba de ello es el reciente Charmed Life ([PIAS] 2022), un grandes éxitos sin muchos de sus singles, que pone en perspectiva todo ese magma de talento y ayuda a entender sus logros. La excusa perfecta para volver a los escenarios ahora que por fin, parece que las giras pueden retomarse sin sobresaltos.
Las circunstancias, e incluso el propio mundo, eran muy distintos en su última visita, por entonces presentando Office Politics (2019). Ahora es momento de celebrar y reencontrarse con su público «después de dos años de mierda», como indicaba el propio Hannon en el tramo final del concierto. De volver a interpretar esa impecable colección de temas y hacernos disfrutar de dos mágicas horas en el que ordenaron el setlist de manera alfabética (¿no decíamos que son peculiares?).
Burt Bacharach es una de las influencias más obvias en The Divine Comedy, con lo que también quisieron invitarle a la fiesta, recibiendo a los músicos con «South American Getaway», esa canción de la banda sonora de Butch Cassidy And The Sundance Kid. Con «Absent Friends» arrancó un set dividido en dos partes con un interludio de quince minutos largos en medio, en el que fueron cayendo muchas de esas esperadas composiciones. Desde himnos pasados y recientes como «Becoming More Like Alfie», «Generation Sex», «At the Indie Disco», «Norman And Norma» o «I Like», a los parajes evocadores de «The Certainty of Chance», «A Lady of a Certain Age» o «To the Rescue».
Hubo espacio para cantarle al amor en «Everybody Knows (Except You)», «Love What You Do», «Perfect Lovesong» y «Songs of Love» e incluso, nos dieron más de una sorpresa recuperando las menos habituales «Catherine the Great», «Lucy», «Mother Dear» o «The Summerhouse». Ciento veinte minutos sanadores, que culminaron con un tramo final con el teatro puesto en pie bailando y coreando las inapelables «Something for the Weekend», «The National Express» y «Tonight We Fly», que dieron pase a dos bises, el último de ellos casi inesperado, cerrando con «Sunrise» y dejándonos con una sonrisa y la sensación de haber recuperado parte de lo que la vida nos ha arrebatado durante este tiempo.