The Fuzztones – Caracol (Madrid)
Si tratar de congregar a unas cuantas decenas de personas es, ya de por sí, harto difícil para un grupo telonero, compitiendo en horario con una semifinal de la Eurocopa la cosa se pone realmente fea. Eso es lo que les pasó al grupo madrileño Sparkle Gross, encargados de abrir para The Fuzztones. No creo que sumásemos más treinta personas en su concierto, cuestión que al quinteto no les amilanó para dejarse la piel sobre el escenario y convencer, con creces, a la escasa audiencia con su poderosísimo Rock & Roll setentero. Que yo sepa sólo tienen un E.P autoeditado, con nombre homónimo, que contiene cuatro temas, no habrá que perderlos de vista.
No creo que haya nadie capaz de contabilizar las veces que nos han visitado The Fuzztones. Al igual que otros grupos del Revival Garajero de los 80´s Rudy Potrudi (único miembro fijo del grupo) y los suyos convirtieron España en una de sus plazas fuertes, llegando a girar casi todos los años. Por eso, por el partido, por la crisis o por vaya usted a saber que, el caso es que sala no presentaba un aspecto mucho mejor que con los madrileños, no creo que hubiera más de cien almas en la sala.
The Fuzztones suelen empezar con una instrumental para dar paso a Rudy Potrudi que sale de bambalinas como la estrella que es (o al menos eso cree él) y así lo hicieron. Así, a la primera de cambio, y no sabría explicar muy bien porqué, me di cuenta de que el sonido no era el esperado, nada compacto y con los músicos algo, diría, perdidos. Los primeros temas trascurrieron con la siempre perturbadora presencia de Rudy Potrudi y la efectividad de Lana Loveland a los teclados, aunque de una manera correcta, sin levantar muchas pasiones ante un público algo distante. Y eso que entre los primeros disparos se encontraba parte de la artillería pesada de su repertorio; “In Heat”, “Action Speaks Louder than Words” o “Help Murder Police”.
Por si fuera poco en el sexto tema del setlist Rudy Potrudi decidió calzarse su vieja guitarra Vox Phamtom, que suele dar ese sonido tan particular, y sorpresa; no sólo no dio más cuerpo al ya paupérrimo sonido de la noche, además lo empeoró, la guitarra no sonaba bien, Rudy iba a destiempo e incluso diría que el instrumento no estaba correctamente afinado.
De repente, como si la guitarra tuviera criterio propio, decidió que ese no era su concierto y asesinó a su sexta cuerda. Y ahora viene el detalle que dio, finalmente, al traste con la actuación; digo yo que hubiera sido infinitamente más fácil que alguien le hubiera cambiado la cuerda a la guitarra, o que el propio Rudi, dejando a la banda con un tema instrumental (por ejemplo) la hubiera sustituido. Rudi Potrudi desde su Torre de Babel, que le concede el estar tan pagado de sí mismo, decidió pedir una guitarra al grupo telonero (de los que ni siquiera se sabía el nombre) e incluso llegó a amenazar con que el concierto finalizaría si alguien lo le facilitaba una guitarra.
El resto de la actuación ya fue francamente olvidable con un Rudi Potrudi visiblemente incomodo con la guitarra prestada y una banda, yo diría, deseosa de acabar la actuación. Temas infalibles como “Nine Months Later” apenas lograron mover un poco al público situado en las primeras filas. Para el final otro clásico destrozado, “She´s Wicked” en una versión de más de siete minutos con parada y charla innecesaria incluidas en mitad de la canción. Para los bises supongo que tocarían los temas de The Sonics que The Fuzztones popularizaron en los ochenta, pero no podría decirlo a ciencia cierta, a esas horas yo ya estaba camino de casa dispuesto a escuchar un disco de los primeros Fuzztones.