The Lemon Twigs – Everything Harmony (Captured Tracks)
Salvo algunas excepciones, el nuevo milenio va a ser recordado en lo musical por el peso de la nostalgia. Artistas como The Lemon Twigs parece que se hayan quedado anclados en algún punto de las décadas de los 60 y 70, como han ido dejando claro en sus tres primeras entregas. Estos días llega la cuarta, continuación Songs For The General Public (4AD, 2020) en el que decíamos, continuaban remitiendo sin disimulo a «muchas de las cosas que alumbraron los rockeros años setenta con algo de melodía».
En Everything Harmony los hermanos D’Addario repiten y pulen su fórmula siendo capaces de seguir absorbiendo influencias, inspirándose en diversas épocas y géneros. Dan así cuenta de un conjunto al que han nombrado como lo que es, un sólido armazón en el que todo es armónico y donde asoman los Bee Gees anteriores a «Stayin’ Alive», la delicadeza de Simon & Garfunkel, la chispa de Big Star, el tono psicodélico de The Byrds o el pop experimental de Arthur Russell.
Más allá de nombrar todas las referencia que se nos vienen a la cabeza, estamos ante una hábil mezcla de estilos construida con guitarra acústica, piano, órgano, clavecín, trompa francesa, celesta y un buen número de instrumentos de cuerda que dan lustre a trece majestuosas composiciones. The Lemon Twigs muestran desde «When Winter Comes Around» cómo son capaces de ir echando ingredientes a la olla, hasta completar portentoso guiso que termina elevándonos al cielo. Magnifican la palabra pop en los parajes luminosos a los que nos trasladan en la sofisticada «Corner Of My Eye» y la soleada «In My Head», mostrándose vulnerables en momentos como «Born To Be Lonely» o la muy folk «Everyday Is The Worst Day Of My Life».
También brillan cuando asoma el power pop en «What You Were Doing» y la deliciosa «Ghost Run Free», con la explosión melódica a lo Spector de «What Happens To A Heart», o con una «Everything Harmony» en la que un órgano da pie a una combinación de voces y cuerdas totalmente arrebatadora; cerrando el álbum con la romántica sensibilidad de «New To Me».
Un disco precioso y atemporal.