Entrevistas

The Raveonettes

Supongo que hay canciones que ya no quiero tocar. A Sharin le pasa lo mismo. Pero no porque no nos gusten, sino porque todas tienen su momento y a veces hay que dejarlas descansar


 
La alianza que existe entre Sune Rose Wagner y Sharin Foo se mantiene sólida y vigorosa. Dentro de un sonido ya característico, The Raveonettes siguen decorando una estructura que sigue sosteniendo un discurso que no se agrieta.
 
Porque lo que hacen es complementar una ruta de discos en los que han ido fraguando un cancionero que expone, sin tapujos, su querencia por determinados sonidos que siguen demostrando que cierto pasado permanece refulgente y sugerente a la hora de inspirarse en él para componer.
 
Pero ese aspecto no es gratuito. Para poder conseguirlo es necesario tener una base en la que poder reflejar toda la imaginería sonora de aquellas canciones. Y The Raveonettes la tiene  e intentan mantener ese pulso con el discurso personal. Un discurso que a la par de cálido y melódico también es misterioso y distante.
 
Aprovechando su próxima visita los próximos 3 y 4 de noviembre, a Barcelona y Madrid respectivamente, para presentar Pe´Ahí, es que se hizo propicia la charla con Sune Rose Wagner. Estas son sus palabras.
 
Lleváis ya siete discos y en todos ellos sigue permaneciendo ese sonido misterioso en el que cuesta distinguir qué es qué por el uso de efectos. Pero ¿cómo conseguís esos sonidos?
 
Bueno, me gusta el trabajo de algunos productores de los sesenta como Joe Meek. Trabajo de manera muy espontánea pero soy consciente de que me gusta diseñar sonidos. Me gusta partir de algo y llevarlo a otro punto. Llevo ya una buena cantidad de años haciendo canciones y creo que ya conozco la forma de reproducir un sonido que nace en mi cabeza de manera clara y real. Trabajo con muchas herramientas y he aprendido a usarlas. Ahora me es fácil reproducir lo que suena en mi cabeza con fidelidad.
 
Justamente ese punto podían tenerlo gente como Joe Meek con sus maravillosas producciones o The Cramps. Además era gente que de una manera u otra usaban el formato de la canción para aprovechar todo y conseguir algo muy sugerente.
Por supuesto, es que creo que se trata de saber lo que quieres decir y buscar la manera de hacerlo. Más aún cuando tienes algo especial en tu cabeza. Nosotros queremos hacer canciones que tengan eso tan especial. Algunas son más minimalistas, otras más densas y otras más bailables. Pero en todas ellas queremos reflejar lo que nos gusta respecto al sonido.
 

 
Cuando componéis, ¿qué es lo que queréis dar a vuestras canciones?

Queremos crear un estado de ánimo. Luego queremos darle el sonido y los elementos que necesita. A veces puede ser una única línea de guitarra o piano, a veces puede ser más. Lo que no podemos es asfixiar las canciones pues sabemos que usamos muchos efectos y eso puede ser peligroso si abusas de ellos.
 
Supongo que esto último es parte del riesgo de trabajar en el estudio con cierta comodidad.
 
Sí, pero eso es algo que, si estás atento, sabrás resolver. Llega un momento en el que sabes cuando algo está listo y cuando debes dejar a la canción en un punto determinado. Lo mejor es seguir una línea. Porque nunca sabes cómo puede acabar todo. Creo que es bueno tener una meta real en el trabajo de estudio porque a veces recrear demasiado hace que se pierda el verdadero significado de una canción.
 
¿Y cómo se lleva estar tanto tiempo en un grupo, con todo lo que conlleva?
 
Bien, nada ha cambiado desde la época en que quería hacer canciones y poder estar en un grupo. Sigo sintiendo la emoción de poder hacer lo que quiero. Ahora todo es mejor, creo que hago las cosas de mejor manera y cuando veo lo que hacemos y la cantidad de canciones que hemos creado me siento bien.
 
¿Te has cansado de alguna de esas canciones?
 
Supongo que hay canciones que ya no quiero tocar. A Sharin le pasa lo mismo. Pero no porque no nos gusten, sino porque todas tienen su momento y a veces hay que dejarlas descansar. Hacemos la lista de canciones en función de cómo queremos que sea el concierto y según la línea que va tomando sabemos cuáles van mejor que otras.
 
Si rebuscamos en el pasado del danés, podemos encontrar su rastro de guitarras en The Tremolo Beer Gut, banda de surf en la que dejó su huella.
 
¡Fueron años muy divertidos, ya lo creo! Nos divertimos mucho y me sirvió para ir ganando más conocimiento de mí mismo y del sonido que quería para mis canciones. Éramos una genuina banda de surf y música de espionaje.
 
Ese surf es uno de los elementos que, junto a los ecos de los grupos de chicas de los sesenta, las armonías a lo The Everly Brothers o el shoegazing, suele decorar la propuesta de Wagner y Foo. Pero no lo es todo.
 
Siempre me gustó la música surf. Es un género que, como el rockabilly, todavía tiene zonas sin explorar. La música surf es un género que la gente tiende a asociar únicamente a los sesenta, pero es una mina porque tiene muchas posibilidades de dar giros y hacer cosas nuevas. Es lo que hemos querido hacer en «Pe´Ahí». Coger muchos de sus elementos y llevarlos a otro universo. Es algo muy interesante. Usamos, por ejemplo, una batería normal pero a la vez mezclamos cosas electrónicas, y a esas cosas electrónicas también las sacamos de contexto. Esto hace que nuestro sonido sea más interesante, que sea actual sin renunciar al pasado. Pero es actual.
 
Esa actualidad, esa vigencia, además parece acoger más elementos en su música. Es sencillo intuir que al escucharles uno puede imaginar películas, cómics, fotos, etc. ¿Tenéis en cuenta el componente de vuestra imagen o es simplemente parte de un día a día en el que lo que se ve es lo que hay?
 
Compongo de una manera muy visual, muy cinemática. Imagino pequeñas películas en mi cabeza, historias y fotos. Y a eso le pongo música. Tenemos muchos referentes, en mi caso escucho mucho a The Cramps, Suicide… Pero también escucho muchas bandas sonoras y música clásica. Todo eso sale de una forma u otra porque es parte de lo que somos. Salen de manera natural porque convivimos con ellos desde siempre. Sabemos que tenemos una imagen determinada pero es parte de lo que somos, aunque está claro que, por ejemplo, Sharin es muy potente visualmente. Pero hacemos canciones que parten de dos personas y que nos gustan. Si les gustan a los demás perfecto, pero si no nos da igual.
 
¿Puedes explicar qué es lo que siente en un escenario?
 
Es algo que te hace sentir bien. Algo especial. Pero también es algo que te exige una actitud. Para esta gira queremos que todo tenga un toque de perfomance. Implicarnos más con la gente. Es divertido poder ver a la gente y conectar con ella y sentir el volumen como parte de algo que les ha llevado a verte. La gente da energía y si sabes dar en el punto adecuado todo se convierte en algo grande.
 

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