Entrevistas

Tinariwen

Nuestra casa en el desierto no tiene puerta, siempre estamos abiertos a los demás



Con 35 años de vida, Tinariwen forma parte ya del Sahara tanto como las montañas de Tibesti o el oasis de Bahariya. En continuo proceso de revitalización espiritual y musical, el grupo del norte de Malí cuenta en sus filas con miembros de hasta cuatro generaciones de tuaregs distintas. Así nos lo cuenta Abdallah Ag Alhousseini, uno de los guitarristas de Tinariwen, con el que hablamos con motivo de la salida al mercado de su nuevo disco, Emmaar, grabado en el desierto de Joshua Tree, en California.
 
Por primera vez en su historial discográfico, estos tuaregs, nómadas ancestrales, han tenido que salir de África para grabar sus canciones, mezcla de tishoumaren (la música Tuareg), blues y rock. Amenazados en su propio país, aprovechamos esta oportunidad fantástica para preguntarles por la lamentable situación del norte de Malí, la Primavera Árabe y muchas otras cuestiones que orbitan inevitablemente alrededor de su cautivadora música.
 
Antes de nada me gustaría daros las gracias por el espectáculo que nos regalasteis el año pasado en el Primavera Sound. Fue uno de los momentos más felices del festival.
 
¡Muchas gracias! (en español) También fue un momento muy bonito para nosotros. Nos encantó la acogida del público español.
 
¿Cómo se percibe desde ahí arriba a toda esa gente disfrutando a pesar de que, a priori, no parece que sea vuestro público prototípico?


La música es universal. Tal vez la gente siente la sinceridad de nuestra música, incluso sin entender las palabras de los temas que estamos evocando y que, por otro lado, hablan de todos, como el amor, la naturaleza,… Los conciertos son importantes para nosotros por la cuestión de conseguir trasladar esta energía. Quizá el público del Primavera sintió el estado natural de nuestra música.
 
Al fin y al cabo, vuestra música no es tan diferente de lo que escuchamos en Occidente. Todo comparte las mismas raíces (blues o rock, por ejemplo).


Sí. El blues americano es como el assouf y nuestra nostalgia, comparten los temas del exilio, del sufrimiento por la ausencia de los seres queridos y de su amor.
 
¿Cómo es el proceso de composición de vuestras canciones? Suena todo muy vivo, y da la sensación de que depende mucho de la improvisación.
 
En todas las canciones de Tinariwen, uno de nosotros llega con su composición y a partir de ahí tocamos todos juntos alrededor, intentando varias cosas, cada uno añadiendo sus partes. Las composiciones están en armonía con todos los músicos, por supuesto. Tenemos una fuerte tradición musical y de poesía en nuestra comunidad; la música y la poesía son parte de nuestras raíces, son la riqueza de nuestro desierto, y nosotros las vivimos todos los días de forma natural. Nuestra música está inspirada en nuestro estado de ánimo pero, sobre todo, en nuestro entorno, el desierto. Está muy vivo en nosotros .
 
Sois tuaregs, un pueblo nómada, pero nunca habíais tenido que grabar lejos de «casa» hasta ahora. ¿Cómo fue la grabación en el desierto de Joshua Tree, en California? ¿Cuál es el papel que juega el desierto en todo esto?
 
Tuvimos que grabar lejos de nuestro territorio porque era peligroso para nuestro grupo y nuestro equipo. Queríamos grabar en otro desierto porque esos grandes espacios nos inspiran mucho, es ahí donde nos sentimos bien. En nuestra lengua, el tamasheq, Tinariwen significa «los desiertos». La naturaleza es vital para nosotros. Necesitamos sentir el aire, la arena, la piedra,… todos esos elementos naturales que nos hablan.
 
Occidente mira para otro lado con los problemas africanos. Por eso aquí, en España, tan «cerca» de África, la gente sabe muy poco sobre la dramática situación en Malí. ¿Hay una solución pacífica?
 
Los problemas que hay actualmente no son nuevos, han estado allí desde la descolonización de los países africanos y las fronteras impuestas. Desde entonces, no se han respetado los derechos de nuestra comunidad; a pesar de prometerlo en repetidas ocasiones, el gobierno malí no nos ha ayudado cuando hemos pedido lo esencial para nuestros hijos: ayudas para la educación y la salud. La solución está en el diálogo, en la negociación, pero nosotros no nos vamos a dejar engañar, no somos ingenuos; de momento, las cuestiones económicas tienen prioridad sobre nuestra simple petición de libertad.
 
Esperamos que se encuentre una solución rápida para que nuestros pueblos puedan vivir en paz por fin.
 
Tengo entendido que estáis amenazados en vuestro propio país…
 
Es difícil para toda nuestra comunidad. Ningún tuareg está a día de hoy totalmente en paz en su propia casa.
 

 
Desde aquí, los efectos de la primavera árabe parecen haberse disuelto poco a poco. ¿Cuál es la visión desde dentro?
 
Teníamos mucha esperanza en estos movimientos, aunque cada país tiene diferentes preocupaciones. Comprendemos perfectamente a las personas que se alzan para garantizar sus derechos y su libertad. Todo esto necesita del tiempo y la gente no debe abandonar sus ideales.
 
Hay cierta hipocresía en disfrutar de la música que llega de África y luego no mostrar demasiado interés, por ejemplo, en los abusos del gobierno español en la frontera con Marruecos, ¿no?
 
Las personas pueden estar interesadas en nuestros problemas, están suficientemente retratados por los medios de comunicación, y nosotros estamos utilizando nuestra música para dar a conocer nuestro mensaje, nuestra causa. Nos complace que la gente entienda el mensaje, pero también que entiendan nuestra música y la disfruten. No escribimos sólo sobre temas políticos, también hablamos del amor y de nuestra poesía ancestral; son todos temas que nos gusta compartir. Hablamos de nuestra Assouf, de nuestra nostalgia, de nuestra gente y su sufrimiento, y también del exilio. Hablamos de la situación actual del pueblo tuareg, pero también evocamos esos temas claves de nuestra tradición, como el amor, la naturaleza, los animales, la poesía,…
 
Vuestros conciertos en Occidente son importantes también para eso: poner luz en la situación de los tuaregs.
 
Sí. Es de vital importancia para nosotros que el mundo entienda el sufrimiento de nuestro pueblo. Lo ideal para nosotros sería poder tocar también para nuestra comunidad.
 
Grabasteis Emmaar en Estados Unidos, ¿habéis notado algo en vuestra pequeña gira en cuanto a prejuicios raciales?
 
Sí, de hecho, comprobamos las diferentes caras de Estados Unidos dependiendo del Estado en el que estés. Con sus cosas positivas y negativas, todavía hay pueblos oprimidos en Estados Unidos, y los indios nativos son uno de ellos.


Supongo que grabar allí facilitó las colaboraciones en vuestro disco. ¿Cómo surgieron?
 
Sí, aunque en nuestro último disco, Tassili, Kyp y Tunde de TV On The Radio viajaron hasta Tessalit (en la región de Kidal, Malí) para grabar con nosotros. Las colaboraciones de los músicos que participan en nuestros discos surgen de encuentros en nuestras giras; son músicos con los que tenemos una buena compenetración, algo natural.


¿Cuáles son las diferencias entre Tassili y Emmaar?
 
Tassili es muy acústico y recuerda los orígenes de nuestra cultura; sin embargo, Emmaar es una vuelta a los comienzos de Tinariwen, a nuestro primer disco, Radio Tisdas, que grabamos en el estudio de radio de la aldea. Queríamos volver al sonido áspero del debut, a lo saturado, como cuando usamos nuestros amplificadores a batería en el desierto… ¡Aunque con mejores condiciones!

 
Conociendo un poco vuestra historia, da la sensación de que Tinariwen es un ente vivo que está ya por encima de todo; de los conflictos y las guerras, pero también de los propios músicos que lo forman.
 
Tinariwen es como un colectivo abierto. Existimos desde hace más de 30 años y, con la llegada de Sadam, la formación actual conoce cuatro generaciones diferentes. Siempre hemos funcionado de esta manera, y es importante para nosotros acoger a nuevos miembros en el grupo, ya que nos inspira y hace que nuestra música evolucione. Nuestra casa en el desierto no tiene puerta, siempre estamos abiertos a los demás.
 
Tras vosotros ha aparecido una especie de reacción global con gente como Bombino, Tamikrest, Vieux Farka Touré,… ¿Hay un movimiento musical transafricano?
 
Es bonito ver que estos artistas se hacen cada vez más conocidos. Quizá un movimiento musical transafricano sea algo demasiado grande, pero sí hay muchas tradiciones musicales de África que evolucionan con el sonido de hoy en día y son más cada vez más valoradas por la cultura occidental.
 
¿Tenéis planes para volver a España pronto?
 
Esperamos que sí, ¡muy pronto!
 

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