Wild Beasts – Present Tense (Domino/[PIAS])
En una entrevista reciente, Wild Beasts comentaban que tras la gira de Smother (11) se habían planteado si su existencia como banda seguía teniendo sentido. Es decir, si la rutina disco-gira-disco-gira en la que los grupos se ven normalmente envueltos, les había hecho olvidar todo aquello por lo que un día decidieron abrir las ventanas de su mundo interior y formar una banda tan necesaria como la suya. Este sano ejercicio que vendría bien a toda banda que va sumando bagaje a sus espaldas, supone reflexión y encuentro con uno mismo, con su esencia y razón de ser. Tras escuchar una y otra vez este Present Tense (14), no sólo me atrevo a opinar que su presencia sigue siendo más que un regalo para los amantes del buen gusto y las melodías sugerentes y sensuales que tejen los de Kendal, sino que su afán inconformista, plasmado en una búsqueda continua por entregar algo diferente y especial dentro de su imaginario, escribe en estas once nuevas canciones un episodio culminante que, cuatro discos después, nos debe llevar a considerarlos como una de las mejores bandas del pop británico actual.
Present Tense vino anticipado por la promesa de sus creadores de sumergirnos en una atmósfera de teclados y arreglos electrónicos que supondría un ligero cambio con respecto a lo entregado anteriormente. Tras un álbum saturado de carga sexual como fue el debut Limbo, Panto (2008), las guitarras trazaban una nueva línea evolutiva en el sublime Two Dancers (2009), trabajo que les abrió las puertas del gran público y que demostraba el potencial de una banda cuyas mejores líneas aún estaban por escribir. Cuando parecía que su tercer trabajo sería el más ambicioso de su carrera, Smother sorprendió por su delicadeza, sutilidad y aparente calma, en contraste con unas letras entre las que la imaginación podía volar en cualquier dirección.
«Wanderlust» abre la veda con un ritmo cargado de frialdad y precisión, con un beat machacón y unas maneras que sugieren que los cambios anunciados iban en serio. Es un single enorme, con una letra que no se anda con rodeos : » Don´t confuse me with someone who gives a fuck / Funny how that little gold can buy a lot of luck / Don´t confuse me with someone who gives a fuck / In your mother tongue, what´s the verb ´to suck´? «. Wild Beasts llaman a las cosas por su nombre y entienden la música como un lenguaje en el que el amor significa carne y sudor. El armazón volátil y quebradizo de sus canciones esconde un mensaje que las letras se encargan de descifrar. Pero su cuarto trabajo esconde más, mucho más. Las voces de Hayden Thorpe y Tom Fleming, tan distintas y complementarias a la vez, se conjugan en las diferentes aventuras propuestas por Present Tense, creando siempre una cálida y extrañamente reconfortante sensación de sosiego. Las cuatro primeras canciones se suceden con dinamismo y absoluta complicidad, ya sea dirigidas por el falsete de Hayden Thorpe en la sorprendente «Mecca» y la mencionada «Wanderlust», por el barítono de Tom Fleming en la excelsa «Nature Boy», donde asoma otro de los puntos fuertes de su sonido, el cabalgar de unas percusiones que funcionan como el latido de un corazón en constante ebullición, o por ambos en la definitiva «Sweet Spot», el momento más luminoso de un álbum de marcada melancolía y donde los claroscuros son una constante.
Tras tan intenso inicio se hace difícil imaginar el poder mantener la tensión por más minutos, pero nada más lejos de la realidad. A ello ayuda la perfecta secuenciación del disco, en la que los momentos de calma barnizados con una dosis de electrónica que funciona y les otorga un matiz contemporáneo en «Daughters», «Pregnant Pause» o «A dog´s life», las tres dotadas de una belleza desarmante, se mezclan con pequeñas concesiones a la esperanza en las ágiles «Past Perfect» y «A simple beautiful truth», donde las voces de nuestros protagonistas se entrelazan con pasmosa naturalidad.
«Palace» pone el broche de oro a un trabajo en el que nada sobra y que reivindica el excelente momento de forma de una banda única y especial, que juega en la liga de los que, con poco, consiguen remover sentimientos y acelerar el pulso de los que entienden la música como una búsqueda constante de emociones.