Xênia França – Em Nome Da Estrela (Autoeditado)
Se acabó 2022 y muchos discos pasaron inadvertidos entre tanta ingente cantidad de música que se produce por todas las latitudes. No se puede llegar a todo, pero gracias a las redes sociales me entero de que hace ya unos meses la brasileña Xênia França había publicado su segundo disco. El primer disco de la artista –Xênia– data del 2017 y fue uno de los discos más preciosos que el que esto suscribe escuchó aquel año: un debut excelente de sinuosas canciones de R&B, y jazz afrofuturista que se confundía con la tradición de la MPB.
Este segundo asalto desborda lo expuesto en el anterior que ya es decir. La música de tradición afroamericana que busca la diatriba política, pero también la espiritualidad y el reencuentro con lo ancestral tiene a otra diva, y Em Nome Da Estrela (Autoeditado, 2022) lo deja meridianamente claro.
França, que además es componente del colectivo musical Aláfia, es un portento de compositora y de cantante. Su timbre vocal, su estilo de soul retrofuturista, e incluso su fisionomía recuerda a otra grande, Erykah Badu, y al igual que la norteamericana le gusta combinar estilos para ir hilvanando un pentagrama que interroga al pasado para siempre mirar hacia el futuro.
De una crisis de identidad, debido en gran medida a la pandemia y que hizo replantearse su carrera artística, salen a flote estas gemas arregladas con opulentas cuerdas, bajos que nos hacen flotar, y sintetizadores que se enmarcan en la mejor tradición del Miles Davies de los setenta, Herbie Hancock o Wayne Shorter. El sencillo de adelanto del disco (“Renascer”) es jazz oceánico, o una letanía que nos conecta con el espacio exterior, al igual que ese guiño al afrofururismo y a la tradición carioca que es “Interestelar”. Otro grande que la acompaña es Arthur Verocay que se encarga de los arreglos de “Ânimus-Anima”, una serpenteante pieza de soul envuelta en cuerdas de satén.
Las versiones las encara Xênia França con la misma capacidad de seducción llevándolas a su terreno: “Futurivel” de Gilberto Gil (tema que fue grabado en 1969 antes de ser metido en prisión por la dictadura) es un tema cuya letra es como una profecía sobre los tiempos en los que ahora vivimos, y cierra el disco con la lectura de “Magia” de Djavan a la que dota de un magnetismo sobrecogedor.