Za! – Wanananai! (Gandula)
Za!, el dúo barcelonés de propiedades cuánticas que actúan desafiando la física convencional, hace despegar su cuarto artefacto sonoro hacia las profundidades de su particular universo musical. Wanananai, publicado a través de su propio sello Gandula, prosigue la estela de su anterior discografía dejando una colección de canciones absolutamente inclasificables que rebosan los límites convencionales de estilos y géneros tan diferentes y aparentemente tan poco conjugables como el math rock, el latin jazz o la psicodelia chanante.
Probablemente este es el disco que mejor ha asentado el formato álbum sin tener que referenciarse a sus directos, verdadero shangri-la de la experiencia Za!. Esto no quiere decir que la energía y locura compositiva que los ha hecho ganar fama dentro y fuera de la pequeña escena nacional haya decaído, si no que han conseguido asentar su fórmula de una manera fluida y sabiendo colocar los tiempos muy acertadamente. Cabe resaltar que de nuevo sus influencias musicales se centran más en la geografía que en cualquier otro aspecto práctico. Y es que Za! lleva toda su carrera dando tumbos alrededor del mundo buscando importar ritmos y músicas que de otra manera solo veríamos en los documentales del National Geographic. Así, como en Macumba o Muerte (2009) aparecían ritmos tribalistas africanos y melodías de la estepa mongola y en Megaflow (2011) el invitado fue el afro-jazz cubano-senegalés, ahora disfrutamos del añadido a su fórmula tradicional ritmos latinos y reminiscencias al rock de vanguardia japonés.
Wanananai es un trabajo muy sólido, orgulloso poseedor de algunos de los mejores temas de la banda, y las tradicionales variaciones de los mismos, y que refleja perfectamente el oficio que han ido ganando ofreciendo siempre que han tenido la ocasión conciertos inolvidables en los que no se reservan nada (¿hay alguien que no haya disfrutado como un enano en algún concierto suyo?). Sigue siendo maravilloso comprobar como consiguen esa sensación de perpetua improvisación cuando una escucha más atenta refleja que han sido unos temas muy bien pensados y sobretodo tan exigentes para una banda de apenas dos personas. Más allá de alguna pequeña pega, la más relevante la incógnita del por qué de la inclusión un tema tan chill out como «Mr. Reality» que les sienta como a un cristo dos pistolas, este disco brilla con luz propia en una discografía ya muy exigente y puede ser el trabajo definitivo para que los perezosos que remolonean ante discos que exigen un esfuerzo lo acepten plenamente en su estantería de discos.