Grupo Salvaje
Nuestra gravedad no hay que buscarla en cuestiones teológicas, sino en el hombre fuera de contexto
En este negocio no se habla todos los días con personajes como Ernesto González. Desgraciadamente, añado. La profundidad y la calma que transmite prácticamente en cada sentencia permite entender la tranquilidad con la que navega el barco de Grupo Salvaje en su último disco. Por muy turbulento que sea todo. Da la sensación de que escoge cada palabra con la precisión de un escriba y el sosiego de uno de esos sabios de la antigüedad.
Con el líder de Grupo Salvaje hablé sobre todo lo que ha rodeado a III, su fantástico regreso después de siete años de silencio. Obstáculos, rupturas, cambios e inseguridades que han marcado el devenir del disco y la banda, bajo la atenta mirada del capitán Ahab.
Siete años de silencio (oficial). ¿La bestia estaba dormida, hibernando, recuperándose de las heridas o simplemente cogiendo fuerzas para salir a la superficie?
Sí, es un periodo demasiado largo pero no ha habido manera de acortarlo. Como mucho, podrían haber sido cinco años y medio o seis, ya que el disco estaba prácticamente terminado en octubre de 2012.
Para justificar los siete años de cuasi silencio, habría que aunar, al menos, tres factores: por un lado, la marcha de Javi, nuestro anterior bajista; por otro, la decisión de llevar a cabo toda la producción del álbum por nuestra cuenta; y por último, el cambio de idioma. También podríamos añadir a éstos, la propia dinámica de la banda, un poco a nuestra bola y sin prisa.
¿Qué cosas han pasado durante estos años para no tener ningún disco de Grupo Salvaje, y qué cosas han pasado para tenerlo ahora?
Bueno, en la respuesta a tu primera pregunta están los porqué, aunque siendo un poco más precisos, en siete años pasan muchas cosas y surgen muchas dudas. Dudas de todo tipo, pero sobre todo las derivadas de las inseguridades relativas a la propia producción del disco. Teníamos mucho miedo de que todo el trabajo no sirviera para nada después de haber invertido tanto tiempo en la grabación. Fuimos aprendiendo sobre la marcha a manejar todo: los equipos, programas, micrófonos, etcétera. Hasta que le pasamos material a Fino y él lo chequeó, no salimos de dudas. Cuando nos confirmó que se podría trabajar con las señales que habíamos ido grabando, supimos que el disco, por fin, vería la luz.
Y, a pesar de ser un regreso, detecto cierto aroma general a fin de trayecto. A «bueno, pues se está inundando el camarote…».
Nuestro camarote siempre hace aguas. La precariedad con la que tenemos que trabajar no ayuda a achicar. Siempre hemos estado, hasta ahora, con el agua al cuello, trabajando con muy pocos medios y pagando de nuestro bolsillo hasta para tocar el directo.
La posibilidad de que el barco se hunda siempre está ahí, pero bueno, es lo que hemos elegido… Ir tan a tu rollo es lo que tiene.
No obstante, las cosas han cambiado sensiblemente y no estamos solos, ya que contamos con sello (Acuarela), management (Candy Rockets) y, hoy por hoy, es mucho.
El regreso llega con cambio en la formación, y con cambio en el idioma. ¿Por qué?
Nuestro anterior bajista, Javi, decidió marcharse poco después de que publicáramos «Aquí hay dragones». Javi estaba muy unido emocionalmente a casi todos los miembros del grupo y su salida nos dejó tocados. Nano, el hermano de Pepe, se encargó de las labores como bajista poco después, y a partir de ahí comenzamos a remontar poco a poco.
El cambio de idioma estaba encima de la mesa desde la época de «Aquí hay dragones». De hecho, se me pasó -y hablo en singular porque Pepe ya lo había hecho- por la cabeza rehacer todo el álbum en castellano cuando tenía el 80 % de los textos en inglés. Al final, no lo hice. El resto del grupo me hizo ver qué no era el momento y que no merecía la pena echar todo el curro por tierra.
Respondiendo a tu pregunta, la razón del cambio estaba clara. Estábamos seguros de calar mejor en la audiencia en castellano.
Y lo mezcla Fino Oyonarte. ¿Cómo ha sido todo el trabajo de grabación?
Coincidí con Fino en un concierto de Alba Lua en la primavera de 2011 y le hablé de lo que estábamos haciendo, de cómo lo estábamos haciendo y del momento, un tanto desesperado, en el que nos encontrábamos. Fino nos ofreció su ayuda y a partir de ahí fuimos viendo cómo podríamos enfocar el tramo final de la grabación, la mezcla y demás detalles.
Apenas participó en la grabación ya que estaba prácticamente terminada, pero sí que se echó a la espalda el resto de procesos. La mezcla la realizó él junto a Babe en CineArte. También nos asesoró y nos facilitó sus contactos de cara al mastering, que gestionó directamente.
Lo comentaba en la reseña… Me da la impresión de que, o guardasteis un escondrijo por el que dejar pasar la luz en cada canción, o él ha sabido darle ese toque de cierta luminosidad.
El disco es sombrío en concepto pero eso no quiere decir ni que hayamos huido de la luz, ni que nos hayamos acercado a ella premeditadamente. Las canciones son como son y tienen ese carácter «positivo» que trasciende a través de las melodías cruzadas de los distintos instrumentos, los compases de ¾ y de los arreglos. No obstante, Fino es el que ha empacado el sonido y ha sabido sacar la luminosidad a la que haces referencia.
¿Y la composición? ¿Son temas de todos estos años de pausa, o son recientes?
Son temas que se dilatan a lo largo de siete años, pero la mayoría -al menos 7- están compuestos en los dos o tres últimos años.
El anterior disco me remitía a imágenes del Everest, creo que es algo generalizado. Incluso alguna otra de desiertos. Este, sin embargo, es mucho más marítimo e incluso insular. ¿Por qué ese cambio?
Es curioso, nosotros no hablamos de cambio sino de continuidad. Hemos cambiado de paisaje: del hielo al agua, aunque también hay otros contextos geográficos, como la árida tierra en la que podría haber tenido lugar la historia de «Vigilia de Pentecostés». «Aquí hay dragones» estaba muy marcado por la epopeya de la conquista del Polo Sur desde los ojos de Apsley Cherry-Garrard y su «The Worst Journey in the World». La primera intención de «III» fue hacer un álbum centrado en el mar, en la idea que del mar tenía el filósofo alemán Herder. Al final, «III» se ha quedado a medio camino entre la tierra y el agua.
Aunque no aparecía en el artículo de MZK en el que comentabas los motores conceptuales del disco, todo me recuerda mucho a Moby Dick y a Herman Melville. Sobre todo en canciones como «Leviatán». El capitán Ahab sería muy de Grupo Salvaje y de «Leviatán», ¿no?
Bueno, no lo cité porque me referí a música e imágenes. Si recuerdas, entre las imágenes, está la de Ahab ilustrando «Leviatán», como no podía ser de otra manera. Bueno, desde mi punto de vista, «Moby Dick» debería suponer un antes y un después para cualquier persona que se lo lea. Cuando llegué a las últimas líneas del libro, me dio la sensación de haber terminado con una de las experiencias más tremendas de mi vida. Sentí que yo mismo había estado metido en el Pequod una eternidad, sufriendo ese combate universal entre lo divino y lo humano. No sé si existe otra obra de una profundidad similar, que replique con tanta intensidad lo insondable del alma y lo tenazmente mezquino, o noble según se mire, que puede llegar a ser el hombre que busca respuestas a cualquier precio.
¿Poe, Verne o Melville?
Poe y Melville estarían a la misma altura. Verne va detrás, pero esto debe ser cosa de la edad. Con veinte años menos el orden se invertiría. Aunque también te digo que en ningún caso me veo obligado a elegir. Los tres han estado muy presentes porque los tres tienen obras clásicas de la literatura que se desarrollan en el mar o en ambientes marineros.
Tengo cierta sensación general de despedida en las letras, ¿es real? No lo digo sólo por «Adiós». ¿Ha sido algo deliberado?
Deliberado es todo, o casi. Si tienes esa sensación es porque algo hay, aunque no es uno de los motores conceptuales del disco, son más desenlaces inevitables en situaciones límite. Despedidas como punto y final en aDiós, Vals de las olas contadas, Su Abismo…
Este fragmento de «Regreso a Tsalal»: «después mucho y mucho penar, hemos llegado a Tsalal«… Es precisamente todo lo contrario, un regreso, pero me hace pensar… ¿ha habido muchos obstáculos para, por fin, escuchar otra vez un disco de Grupo Salvaje?
Solo es un espejismo, regresamos para desaparecer en lo desconocido… «gigante figura que cuida el Averno, pálida como la cal…«, aunque si quieres hacer esa lectura, puede ser. Obstáculos siempre hay, pero nosotros mismos hemos sido nuestros peores enemigos; vamos, que si podíamos tropezarnos dos veces en la misma piedra nos tropezábamos tres.
Sin embargo, el disco acaba con «Vals de las olas contadas» que, a pesar de ser eminentemente un epílogo vital magnífico, tiene también algo de luz, de ese anciano que, a pesar de aceptar su destino, querría seguir un poco más.
Bueno, la luz se la da el compás de 3/4, creo, y el juego de melodías entre-cruzadas, también el tono de A bemol en el que está la canción. Yo diría que todo eso contribuye.
¿Crees que es vuestro mejor disco?
Sí. Bueno, lo creemos todos; aunque por mi parte tengo que decirte que cuando lo terminamos lo tenía clarísimo y ahora no tanto. Sigo pensando que es el mejor pero que Aquí Hay Dragones podría haber estado a la altura si hubiéramos cambiado al castellano y tomado algunas decisiones importantes respecto a la producción. No obstante, me reafirmo, sí es nuestro mejor disco.
Por último, me gustaría preguntarte por el factor religioso en Grupo Salvaje. En los anteriores discos ya existían referencias («A christian family», «Barrabás», «Ni dios ni amo»), pero en este hay un imaginario bíblico aún más evidente si cabe… ¿Qué papel juega en la composición de las canciones?
Son solo recursos, no hay que buscar nada en nuestras referencias religiosas más que puro efectismo. «A Christian Family» no es más que un intento, fallido, de retratar a una familia media americana y poco más. «Barrabás» es puro teatro, suena bien y además quedaba bien cuando gritábamos al micro «A Barrabás, a barrabás», creo que luego dejamos de hacerlo. Y bueno, «Ni Dios ni amo» es una frase del ideario anarquista. Como ves, todo es puro efectismo.
Nuestra gravedad no hay que buscarla en cuestiones teológicas sino en el hombre fuera de contexto.
¿Cuáles son los planes a medio y largo plazo con GS?
Lo único que tenemos claro es queremos tocar, y en ellos estamos. Ahora somos parte de Candy Rockets Management. En buena lógica deberíamos conseguir desarrollarnos en directo y tocar más y mejor. Este es el plan a medio plazo.
A largo plazo no tengo ni la menor idea.