Conciertos

Telekinesis! + The Thermals – Sala BeCool (Barcelona)

Si no contamos el mini set del fin de semana pasado en una conocida tienda de discos, el del sábado fue el estreno de Michael Lerner y su proyecto Telekinesis! en Barcelona para presentar su primer trabajo homónimo, un compendio de power pop y alegría que se está convirtiendo en el caramelito de la temporada. Concierto corto, muy corto, pero intenso con un Lerner a las voces y batería, un potente guitarrista y con la compañía de Ivan Howard de The Rosebuds al bajo y los coros.

En 30 minutos escasos les dio tiempo de presentar los temas más cañeros de su disco, como “All of a sudden”, “Tokyo” o la tímidamente coreada “Coast of Carolina”, presentar un tema nuevo (que estará presente en un segundo trabajo en el que ya está trabajando), y que Lerner se calzara la guitarra para interpretar en solitario “Rust” y la intro de “Foreign room”. Le arrancaron a la sala un excelente sonido, donde se notó que el de Seattle tiene un buen dominio de la batería y, sobretodo, de su sonorización, aunque, por poner un pero, faltaron algunos teclados del disco que suplieron con unos pocos, tal vez demasiados, coros.

Pero el plato fuerte de la velada iban a ser The Thermals, y la banda de Portland se presentaba también por primera vez en una sala barcelonesa con dos objetivos: presentarnos su último largo “Now we can see” y quitar el regusto amargo que dejaron en su actuación en el último Primavera Sound. Cuando pisaron el escenario, la sala presentaba mejor aspecto en cuanto a público que para los teloneros y las primeras filas venían dispuestas a pasárselo en grande con esa mezcla de pop y punk de ritmos energéticos y disfrutables.

The Thermals ofrecieron un set basado en su nuevo trabajo, sí, pero también se acordaron de sus anteriores discos, con temas que hicieron enloquecer a sus fans “de siempre”, que demostraron su entusiasmo con botes y coros durante toda la actuación. Y con tanto brío respondió la banda sobre el escenario que al tercer tema la batería dijo basta y tuvieron que pedir prestado el bombo al telekinético Lerner, que seguía el concierto desde el puesto de merchandising.

Ciertamente el sonido no fue todo lo bueno que cabía esperar, y hay que reconocer que primando la potencia pierden un poco de su encanto y su propuesta se hace a ratos un tanto monótona. Pero aún así, el que no hizo una fiesta con “No culture icons” , “A pillar of salt” o “Goddamn the light” es porque no quiso. Buen concierto y prueba superada: lo del Primavera fue sólo un mal día.

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