Moonbabies – The orange billboard (Chalksounds/ Strange Fruit)
Moonbabies es un dúo sueco que con este su segundo disco ha obtenido el reconocimiento de la chovinista crítica norteamericana. Las razones por las que han seducido a los americanos son fáciles de comprender: The orange billboard es un excitante viaje por todo lo mejor del indie-rock de la última década y una exploración no revisionista del más resplandeciente pop de los años sesenta. Encontramos entre sus surcos canciones tan apasionantes como Fieldtrip USA que nos recuerdan lo que en el 2004 podrían hacer unos Pixies nada complacientes: guitarras acústicas, melodía sublime, multitud de efectos digitales, mucha electricidad y un estribillo que hace perder la noción del tiempo.
El resto de las canciones del álbum está al mismo nivel: Sun A.M. podría ser la canción del verano si todos los españoles fueran licenciados en filosofía y, en ese mismo supuesto, Crime O’ the moon serviría para que todas las noches la televisión se cerrara de manera armoniosa y el mundo fuera, de una vez para siempre, feliz. Y del mismo modo que Forever changes everything now nos traslada al verano del amor con la sabiduría del siglo XXI, Summer kids go sería un himno beatleliano si Lennon tuviera ahora veinte años y viviera en la soleada California.
Por todo lo dicho, es indudable que el disco tiene un regusto a clásico, aunque la acertada producción lo aleja de lo que pueden ser sus referentes más claros: la explosión de la música alternativa de principios de los noventa y el pop mágico de los sesenta. Podemos encontrar en sus canciones tanto ecos de los Sonic Youth más introspectivos, como de las melodías pop de unos Beach Boys en su etapa más creativa, sin embargo, la producción consigue que todos estos ecos se ahoguen en la redondez de las canciones.
Ola Frick y Carina Johansson no sólo se ocupan de la composición de las canciones, sino que también se encargan de su producción, de su grabación, de su ejecución, del diseño de la cubierta… No hay nada que escape a su control y eso se nota, porque todo el disco tiene la impronta de los trabajos que se realizan artesanalmente, el cuidado de lo que se construye con el amor por las cosas bien hechas.
Esa dedicación y ese sabor a disco clásico es, por último, la mejor baza de este The orange billboard: un lp que parecerá actual dentro de mucho tiempo. Lo diga o lo deje de decir la crítica norteamericana.