The Decemberists – The Crane Wife (Capitol)
Si Colin Meloy hubiera nacido en la Provenza de la Edad Media a buen seguro se hubiera ganado la vida como trovador. Y no lo digo como pequeña licencia, sino que lo confiesa él mismo como deseo inalcanzable en una entrevista concedida no hace mucho y lo demuestran sus discos junto a los Decemberists que son colecciones de cuentos y leyendas narradas a través de la música.
The Crane Wife, su nuevo trabajo con el cual debutan en una major (Capitol), ha sido coproducido por Chris Walla (Death Cab for Cutie) y Tucker Martine (The Long Winters ), y se publica sin que haya pasado tiempo suficiente para que podamos olvidar las fantásticas historias que conformaban Picaresque, el disco con el que en 2005 The Decemberists conseguían un merecido sitio en buena parte de las listas de lo mejor del año.
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El título del disco está inspirado en un cuento tradicional japones llamado La grulla agradecida que sirve a Colin Meloy para componer la fábula central del álbum, un crescendo divido en tres actos. Un hombre salva una grulla de morir. El ave se transforma en mujer, se enamora de su salvador y consigue su prosperidad a cambio de una promesa. El hombre la incumple y la ella, de nuevo hecha ave, huye para nunca volver.
El resto de las historias que conforman esta nueva saga narran en su mayoría epopeyas en las que el amor es también es protagonista: «The Island», otra trilogía que mezcla la épica y el mar, «Oh Valencia», una delicada fábula a lo Romeo y Julieta, y «Yankee Bayonet», un precioso y bélico dueto con Laura Veirs. Drámatica excepción es «Shankill Butchers», un tema dedicado a una banda de asesinos que en la Irlanda del Norte de los 70 aterrorizaba a los católicos.
En lo puramente musical, aunque mantiene la base de folk y pop barroco que estructuraba sus anteriores trabajos, el quinteto de Portland se arriesga e incopora nuevos elementos de rock progresivo a lo Jethro Tull que se fusionan a la perfección con los cellos, violines o acordeones característicos de los Decemberists.
El resultado de The Crane Wife quizás no obtenga el mismo nivel lírico que el alcanzado con Picaresque, pero sin duda refuerza el camino emprendido por Colin Meloy y los suyos hacia la originalidad absoluta y amortiza con solvencia cualquier riesgo asumido.