Steve Earle – Washington Square Serenade (New West/Dock)
Cuenta Steve Earle que Washington Square Serenade es un disco “deliberadamente personal” tras dos álbumes “deliberadamente políticos” –extraordinario Jerusalem-, si bien afirma que jamás podría hacer un trabajo apolítico. Un ejemplo de contacto con la realidad social, de lucha frente a una neutralidad nociva que anida en la conciencia ciudadana conformando inconscientemente su ideología. No es que sea Chomsky, pero es sabedor que el “consentimiento sin consentimiento” del que habla el lingüista, impide el cambio de una masa domesticada por un neoliberalismo que intenta ahogar la comunicación y espíritu crítico de los que luchamos desde dentro, dueños de nuestras contradicciones.
El disco se presenta como tributo a Nueva York, “City of Inmigrants”, su mejor ejemplo, es una oda al intercambio cultural y al mestizaje, dejando claro que la diferencia social no la marca el color, sino el ser rico o pobre con el beneplácito de la clase media acomodada y despolitizada: “Todos somos inmigrantes”, verso revelador. En “Steve’s Hammer” ingenuamente proclama el deseo de llegar a una humanidad sin clases, con bastante menos enjundia que la dialéctica marxista, pero no estamos hablando de filosofía (¿o sí?).
En el plano musical, estamos ante su peor obra, qué le vamos a hacer: raquítica compositivamente, tendencia que ya se palpaba en el inmediato The Revolution Starts Now; el minimalismo del que hace gala (“Jericho Road”, “Red is the color”) y la producción sintética de John King (Dust Brothers) –pese a lo encomiable del coqueteo con el hip hop- lastran el resultado. El brío revitalizado de “Oxicontin blues” y la ternura desasida de aspereza de “Down here below” brindan, no obstante, momentos inspirados.
La validez artística de Washington Square Serenade es relativa, pero el propio Steve nos da una necesaria lección justificando su llegada a N.Y.: “Llegué a un punto que necesitaba desesperadamente ver una pareja interracial y del mismo sexo cogida de la mano en mi propio barrio. Cosas así me hacen sentir a salvo”. Te quiero, maestro.