Retribution Gospel Choir – 2 (Subpop)
El segundo trabajo de Retribution Gospel Choir, titulado explícitamente 2 (10), es un auténtico puñetazo en la boca y para el que les escribe la muestra más nerviosa, intensa y absorbente de rock en lo que llevamos de año.
Parece increíble que Alan Sparhawk tenga una versatilidad tan extraordinaria que le permita escribir cantos comatosos de tristeza y melancolía demoledoras con Low y que, paralelamente, sea capaz de remover los cimientos del planeta con las descargas eléctricas al frente del trío que nos ocupa.
Su primer largo ya apuntaba maneras, pero este da un paso de gigante con respecto a lo apuntado en el debut homónimo; asombra la seguridad y pegada de cada corte, lo confiada que suena la banda. Si en directo demuestran ser una experiencia al límite, en disco logran plasmar y mantener esa esencia tan real que consiste en transmitir en vena sensaciones explosivas. Una producción expansiva y que, reitero, lo que más apunta es una confianza a prueba de bombas en las canciones, es la guinda a poco más de media hora memorable a la altura de lo mejor que jamás ha escrito este hombre con cualquiera de sus bandas, sin obviar los exuberantes trabajos de grasiento rock and roll garagero con The black-eyed snakes.
El disco lo abre “Hide it away”, tema de maravilloso lirismo y exaltación, primera muestra inapelable de por dónde irán los tiros. La solemnidad de “Your bird” la convierte en, directamente, un clásico contemporáneo y el edificio que construye su interpretación un mausoleo a la música con capacidad para trascender. En apenas un minuto “’68 comeback” transmite con su latigazo más que la carrera entera de cien mil bandas de rock moderno y “workin’ hard” es un hit automático. Mención aparte para “Poor man’s daughter”, en vivo yo no era capaz de salir de mi asombro cuando la viví a un par de metros y en disco igualmente destaca, siendo el punto más cercano musicalmente a los sacrosantos Low.
La segunda parte del recorrido cuenta con bazas ganadoras como “White Wolf” –brutalísimo el tirón que pega hacia la mitad-, la tensión al límite de “Something’s going to break” y la orgía magmática de “Electric guitar”.
Es una bendición que un disco de rock alternativo hecho por un trío de bajo, guitarra y batería sobresalga de tal forma a estas alturas, una auténtica lección a todos los niveles, y , como amante de la música, una verdadera satisfacción el encontrar como la capacidad de sorpresa y excitación no muere con el paso del tiempo, sólo basta caer de bruces ante artefactos como este.