Ambros Chapel – The Last Memories (7 Days Music / Harmony Records)
La dictadura de las listas de fin de año impide muchas veces que discos publicados en diciembre tengan la repercusión que merecerían. Es el caso, entre muchos otros, del tercer álbum de los valencianos Ambros Chapel, que lanzaron Last Memories prácticamente a caballo entre 2014 y 2015. Me voy a permitir el lujo, pues, de considerarlo como un álbum de 2015, más que nada porque seguro que lo votaré en mis listas de fin de año.
Ambros Chapel han evolucionado a pasos agigantados en lo que va de década. Si en Constants Are Changing (7 Days Music, 2011) ya se mostraban más centrados y con una clara línea a seguir, con este The Last Memories han concretado sus aspiraciones de forma más evidente si es posible. La apuesta por la emotividad, la oscuridad y el robustecimiento de su sonido parece obvia: los ligeros toques glam y los falsetes de su anterior álbum están aquí desaparecidos, y las guitarras se han endurecido. A pesar de que todavía saben como crear brillantes ambientes dramáticos y refinados a la vez, como en «I don’t» o «Lonely fair», acercándose a una especie de psicodelia gótica en «Brazil», lo que prima en su nuevo disco es el rock oscuro («X», «Broken dice») , el post-punk de brillantes melodías («Cellophane», candidata a estribillo del año), la densidad por la que se filtran hilos de luz («Situation», una «Solitary man» muy grande – y que todavía crece más con cada escucha – cerrando el álbum ) y los bajos potentes («Future line», «Black dress»). La voz de Pablo Casero suena más personal, trabajada y centrada que nunca antes, buena noticia ya que es uno de los signos de personalidad de la banda junto a las atmósferas opresivas y los guitarrazos centelleantes.
Cada vez menos The Cure (aunque si los de Robert Smith sólo hubiesen publicado Disintegration esto sería discutible) y menos Echo and the Bunnymen, y cada vez más Joy Division, Bauhaus, Peter Murphy o The Church. Pero, sobre todo y por encima de todo, cada vez más Ambros Chapel.